sábado, 20 abril 2024

El Premio Nacional de Poesía, Carlos Marzal, participa en el Aula Taurina de la UAL

9 mayo 2013
Almería
Carlos Marzal en el Aula Taurina de la UAL

Carlos Marzal, en el Aula Taurina de la UAL

Comparte esta noticia en tus redes

En su conferencia, el poeta y amante de la fiesta taurina señaló: “Los toros serán un espectáculo para inmensas minorías, pero eso no es malo ni ninguna tragedia”

El reconocido Carlos Marzal arrancó su ponencia, en el Aula Taurina de la Universidad de Almería, con una frase contundente que luego matizó y explicó: «Sin la literatura, los toros no existirían». El argumento que escondía la frase era el siguiente: la fiesta de los toros, apuntó el escritor, es el arte más efímero que existe puesto que desaparece ante la vista al mismo tiempo es que se está ejecutando. «Se desvanece ante nuestros ojos sin que podamos atraparlo. Se conserva, entonces, gracias a la condición literaria y fabuladora de los espectadores», apuntó el poeta.

Marzal, que obtuvo en el año 2011 el Premio Nacional de Crítica y al año siguiente el Nacional de Poesía por su obra Metales Pesados, es, además, un gran aficionado al mundo de los toros. Ha sido el editor literario de dos libros taurinos: Sentimiento del toreo, en 2010, y La geometría y el ensueño (Una muestra de poesía taurina), editado este mismo año. Asimismo, ha sido codirector, durante los diez años de su existencia, de la prestigiosa revista de literatura y toros Quites. Ayer señaló que el espectador taurino debe caracterizarse por ser un «fabulador hiperbólico, alguien que hable de las faenas de Belmonte o Joselito», como si éstos toreros hubieran sido coetáneos suyos. «Debe creer en algo que no ha visto jamás». Y el torero, aseveró, también debe serlo.

El autor comparó, de manera metafórica, la suerte de los toros con una eucaristía y lo explicó del siguiente modo: dijo que en la plaza, torero y animal ejecutan un ritual de muerte que festeja la vida y en el que uno se sacrifica en nombre de todos. «La fiesta no hace hincapié en lo fúnebre, en lo trágico, aunque la fiesta tenga mucho de tragedia, pero es una tragedia vitalista».

A su parecer, lo que convierte en arte al toreo es la detención del tiempo, la suspensión de la temporalidad, «un no lugar, que es el lugar de la emoción». También señaló que los toros serán, en un futuro cercano, un espectáculo de inmensas minorías, algo que, dijo, «no tiene que ser ni malo ni considerarse ninguna tragedia».

Carlos Marzal, una vida dedicada a las letras
Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Valencia, comenzó muy pronto a publicar obras en las editoriales más prestigiosas, de las que destacan los libros de poemas El último de la fiesta, La vida de frontera, Los países nocturnos, Metales Pesados, con la que consiguió en 2001 el Premio Nacional de la Crítica y el Premio Nacional de poesía en 2002; Fuera de mí, distinguido con el Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe al año siguiente, en 2003; El corazón perplejo y, por último, Ánima mía, en 2009.

Igualmente, se han publicado hasta la fecha las antologías de su obra Poesía a contratiempo (Poéticas y prosas) y Sin porqué ni a dónde. Además, Marzal ha publicado la novela Los reinos de la casualidad, que fue Premio de la Crítica Valenciana en 2006 y el libro de relatos Los pobres desgraciados hijos de perra, en 2010. Es autor de los ensayos El cuaderno del polizón (Apuntes sobre arte), y Los otros de uno mismo. Ha traducido, asimismo, la obra poética de Enric Sòria, Pere Rovira y Joan Vinyoli, todos ellos poetas valencianos, y la de Màrius Torres en el volumen colectivo de traducción Palabras de la muerte, en 2010.

En la actualidad, es habitual colaborador de revistas literarias, además de columnista y crítico de los diarios ABC, Levante y El Mundo.