Aguadulce en Marcha propone la creación de una playa en la que esté permitida la presencia de los perros, un clamor ciudadano en una población donde cada vez son más numerosas las familias con mascotas y que requieren de lugares amplios de esparcimiento, sobre todo, en el caso de los canes.
Disponer de una playa para perros es una demanda que llevan años defendiendo los propietarios de mascotas residentes en Aguadulce. De hecho, hace tres años se llevó a cabo una recogida de más de 2.000 firmas instando al Ayuntamiento de Roquetas a habilitar un tramo del litoral como playa apta para perros, propuesta, además, que beneficiaría al sector turístico, que registra una creciente demanda de viajeros con mascotas.
Javier García, presidente de Aguadulce en Marcha, pretende que se atienda esta demanda emprendiendo las acciones pertinentes para solicitar a la Junta de Andalucía la autorización oficial y el cambio de ordenanza municipal correspondiente, empezando por una evaluación por parte de los técnicos del Ayuntamiento sobre el tramo de litoral idóneo.
La playa desde Aguadulce hasta Roquetas tiene una longitud de 2.500 metros y una anchura media de 30 metros habiendo, por tanto, espacio suficiente para bañistas y para las familias con perros, ya que hay tramos de costa, desde La Ventilla a la zona de Las Salinas, de baja ocupación residencial e incluso nula.
La iniciativa resolvería los pequeños conflictos que suelen producirse en la costa de Aguadulce, sobre todo en verano, cuando la población se triplica.
La playa para perros, cuya ubicación quedaría determinada por los técnicos bajo criterios ambientales, de salubridad y bienestar animal, la amplía Aguadulce en Marcha con las dotaciones que la misma podría contener que ampliarían ese plus de atractivo turístico para el conjunto general del municipio roquetero.
Familias y perros
Además de requerir a los futuros usuarios el respeto a una serie de normas lógicas, como el llevar consigo la cartilla sanitaria del perro, o que estos vayan con correa y bozal en el caso de aquellas razas potencialmente peligrosas, el Ayuntamiento se responsabilizaría de la instalación de contenedores para los excrementos, cartelería con las normas de uso y convivencia, un adecuado servicio de limpieza y la instalación de pasarelas, que además de delimitar la zona apta para perros, resolviendo así posibles incidencias por la invasión de uno u otro lado, convertiría a esta playa para perros también en una playa para familias integradas por personas con movilidad reducida o discapacidad y perros.
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