viernes, 29 marzo 2024

«Detrás de cada paciente hay una historia personal»

27 octubre 2021
Almería
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María José Mullor, enfermera Salud Mental

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María José Mullor finalizó sus estudios de Enfermería en 1989. Pocos meses después le ofrecieron un contrato de larga duración para trabajar en la Unidad de Agudos de Psiquiatría. Cuando aterrizó allí no tenía “ni idea” de lo que era un “enfermo mental”, pero, desde el primer momento, encontró en sus compañeros un punto de apoyo, pues le mostraron los pilares de este trabajo con este tipo de pacientes…

María José Mullor finalizó sus estudios de Enfermería en 1989. Pocos meses después le ofrecieron un contrato de larga duración para trabajar en la Unidad de Agudos de Psiquiatría. Cuando aterrizó allí no tenía “ni idea” de lo que era un “enfermo mental”, pero, desde el primer momento, encontró en sus compañeros un punto de apoyo, pues le mostraron los pilares de este trabajo con este tipo de pacientes. Con el paso de los días comenzó a familiarizarse con ellos y sus “miedos se disiparon”, no así el respeto a la hora de relacionarse, que es algo que todavía les dice a sus residentes cuando llegan por primera vez a la unidad, según nos relata ella misma. María José es una voz autorizada en la especialidad de Salud Mental en Enfermería, habla libre, natural y su discurso fluye como solo puede hacerlo el de una persona comprometida con su profesión y con respeto absoluto para sus pacientes y familias. Hoy, María José Mullor, nos abre la puerta para conocerla mejor, tanto a nivel profesional, como personal.

-Estudias Enfermería y cuando tienes que decidir la especialidad lo haces por Salud Mental, ¿Qué te llevó a tomar esa decisión?
Llevaba ya trabajando varios años en psiquiatría cuando nos dieron la posibilidad de acceder a la especialidad por “una vía extraordinaria” diferente a la vía EIR, para ello debías cumplir una serie de requisitos laborales que se ajustaban a mi situación laboral y profesional, además de presentarme a un examen al igual que otros tantos compañeros/as. En concreto, en ese momento podía haber accedido tanto a esta especialidad como a la de enfermería del trabajo pues también tenía la titulación, pero este mundo me atraía más.
Me desplacé a Madrid junto a mis compañeros y tras superar un duro examen, conseguí mi Título de Especialista en Salud Mental.

-¿Es una labor reconfortante?
No sería honesto si dijera que siempre lo es, la realidad es que a veces sí y a veces no; la gran parte de enfermedades mentales tienden a “cronificarse” y los ingresos hospitalarios se repiten a menudo, lo que hace que muchas veces pienses si tu trabajo, tu tiempo, tu dedicación han servido de algo, aun cuando detrás de un alta hospitalaria hay un grupo de profesionales que trabajan para evitar descompensaciones, para hacer seguimientos en consulta… Aprendes que esta situación es inevitable y forma parte de nuestro trabajo.
La satisfacción es muy grande cuando el paciente se va de alta y lo ves bien y aún más cuando te encuentras por la calle y sigue bien, es entonces cuando realmente soy consciente de que algo habremos hecho para que las cosas funcionen.

-Imagino que tendrá sus momentos duros…
Sí que los hay. Detrás de cada paciente hay una historia personal que de por sí misma hace que te sensibilices, pero, en general, lo paso peor cuando se trata de enfermos jóvenes, que están empezando a volar solos y se ven atrapados por una enfermedad mental que les va a mediatizar su futuro, pues ya dependen de tratamientos, con sus respectivos efectos secundarios, y esto para ellos se les hace muy duro de asumir, una parte importante termina abandonando y ahí es donde vienen de nuevo las recaídas.
Por otra parte, hay momentos igualmente duros cuando los afectados son niño/as y adolescentes pues son más vulnerables de por sí. Por último, y no por ello menos importante, hacer una especial mención a las familias que sufren las consecuencias de toda esta situación sin estar la mayoría de ellas preparadas y en general con un desconocimiento total de saber a qué se enfrentan.

-¿Es la Salud Mental la gran olvidada de la Sanidad Española (Andaluza)?
Yo no la calificaría de olvidada pero, obviamente, como fiel reflejo de la sociedad en la que vivimos, la sensibilización, aceptación y normalización de este tipo de dolencias ha sido y es una asignatura pendiente en la que hemos avanzado mucho, pero no sería realista si no dijera que la enfermedad mental aún tiene una fuerte carga de estigmatización. Son muchos los esfuerzos, tanto personales como materiales, invertidos en este campo, pero aún insuficientes. En la parte que a mí me ocupa, asisto con cierta frustración a la continua marcha fuera de Andalucía de los EIR que nosotros hemos formado con tanto esfuerzo, lo que se traduce en que serán otras autonomías las que se beneficien de los servicios de profesionales enfermeros altamente cualificados y, todo ello, por no dimensionar correctamente las plantillas que estos pacientes y, en general, todos los usuarios de Andalucía nos merecemos.

Con la pandemia de la COVID-19 los problemas de Salud Mental han vuelto a los medios de comunicación, pero ya existían anteriormente.
Los problemas de salud mental siempre han existido, lo que ocurre es que a raíz de la pandemia se han visto incrementados porque hemos vivido mucha soledad, mucho encierro, pérdidas de trabajo, muertes, falta en la asistencia sanitaria presencial… y las personas ante todo necesitamos socializarnos para encontrarnos bien, para dar sentido a nuestras vidas… necesitamos estar ocupados, necesitamos contarle a alguien lo que nos pasa…y, sobre todo, necesitamos recuperar la rutina diaria para seguir con nuestra vida de antes, pero es cierto que la pandemia ha servido para hacernos más visibles. Y aquí quiero felicitar a mis pacientes que en época de pandemia estando ingresados por haber contraído COVID han sabido adaptarse a las circunstancias de un confinamiento en habitación durante días.

¿Deberíamos terminar con los tabúes a la hora de hablar de Salud Mental?
Sí, la Salud Mental sigue siendo todavía una “fuente” de tabúes a pesar de que a diario se intenta luchar con el tema de la estigmatización desde los dispositivos de Salud Mental, es verdad que cada vez más este tipo de pacientes, están más integrados en la sociedad, pero luchar contra el estigma supone algo más como es devolverle al enfermo el lugar dentro de la sociedad que su enfermedad les ha arrebatado. Esto es posible, y se hace porque el paciente mental es ante todo “una persona y ser humano” que no es “culpable” de haber contraído este tipo de enfermedades. Aquí quiero resaltar el término de HUMANIZACIÓN, tan vigente hoy en día en nuestra práctica enfermera, como la manera de procurar unos cuidados al paciente desde un punto de vista holístico, donde es la persona y no el paciente el sujeto activo, así como la familia que le acompaña.
Podemos y debemos hacernos visibles en nuestra labor diaria y de ese modo, ayudar a lograr que los estigmas, vayan desapareciendo.

En base a tu experiencia, ¿Cómo se encuentra la Salud Mental actualmente en España (Andalucía) en cuanto a su estructura en la Sanidad Pública?
Creo que estamos todavía en el camino, hemos avanzado bastante porque incluir las unidades de hospitalización dentro de los hospitales generales considero que ha sido un acierto, sobre todo por la posibilidad de poder acceder con más rapidez a pruebas diagnósticas, interconsultas con otras especialidades médicas, derivar pacientes a otros servicios en caso de empeoramiento de otras patologías…. Con ello no solo se ha ahorrado dinero, sino que ha ayudado a que la especialidad de psiquiatría sea considerada como una más de la red sanitaria general.
Por otra parte, se han creado nuevos dispositivos dentro de la red de Salud Mental que dan asistencia a otro tipo de pacientes, como son las Comunidades Terapéuticas, unidades de estancia media donde el paciente acude, bien a tiempo parcial, bien a tiempo total, un poco en función de sus necesidades y apoyo familiar. Pienso que debería de haber más plazas para pacientes en este tipo de unidades porque la demanda asistencial es cada vez más alta y las camas se quedan insuficientes.
Y, para terminar, tenemos los hospitales de día donde el paciente acude a diario y las unidades de recuperación donde los objetivos a conseguir de cada una de ellas con respecto al paciente son diferentes, sin olvidar los pisos y residencias de FAISEM que también acogen a usuarios de Salud Mental. La derivación a cada uno de estos dispositivos depende, como he mencionado antes, de diversos factores que son analizados previamente.

¿Qué aspectos tienen un margen de mejora amplio?
Siempre hay margen de mejora. Se ha avanzado mucho desde que yo empecé a trabajar con este tipo de pacientes pero siempre se puede hacer más, como por ejemplo: trabajar con las familias en el momento de un primer episodio, aumentar el número de recursos humanos en algunos programas que se llevan a cabo en la calle, aumentar el número de camas hospitalarias en los hospitales generales y en otros dispositivos, potenciar la prevención primaria en colegios e institutos, incorporar a estos pacientes en más variedad de puestos de trabajo o bien adaptarlos a sus necesidades y de esta manera hacer que se sientan útiles, evitando, además, el gasto elevado de pensiones desde que son muy jóvenes, que tengan una voz activa en la sociedad ayudando con acciones de voluntariado… En fin, se me ocurrirían muchas cosas, pero para ello están los políticos y los gestores, que es cierto que empiezan a ver como este problema se ha incrementado con la pandemia.

¿Crees se podrían mejorar fácilmente o tienen un proceso de difícil y larga ejecución?
Todo requiere de tiempo, acuerdos, reuniones…rápido no va a ser y fácil tampoco, pero confío en que se harán cosas que serán beneficiosas.

A una persona recién graduada en Enfermería, ¿recomendarías la especialidad de Salud Mental?
Por supuesto que sí, pero es algo muy personal.
Una gran mayoría de los profesionales no conocen esta especialidad y si alguna vez trabajan en psiquiatría vienen con miedo y sin saber a qué se enfrentan, luego, cuando llevan allí días, se dan cuenta que son personas “normales” aquejadas de una patología que les impide en ese momento poder llevar una vida normalizada dentro de la sociedad, pero que una vez superada la crisis pueden adaptarse nuevamente, no sin antes tener en cuenta las recomendaciones que se les da para evitar posibles recaídas.
Poco o nada malo puedo decir yo que llevo tantos años trabajando en esta especialidad, pero, mi consejo, es que se animen a escogerla porque poco a poco les atrapará. Además, durante sus dos años de formación recorren las diferentes unidades que contiene la red de Salud Mental, con lo cual tienen una amplia visión del paciente, desde su momento más crítico hasta su incorporación a una vida normal.

Imagino que en el día a día en tu trabajo hay un alto componente emocional, ¿Cómo separas el trabajo de tu vida fuera de este?
Pues intento desconectar en cuanto dejo el centro de trabajo, aunque no siempre es posible, porque parte del personal que trabajamos allí tenemos contacto fuera del hospital y sin querer terminas hablando del tema, de casos puntuales, de anécdotas, de buenos y malos momentos, etc.

Por último, como voz autorizada, nos gustaría que mandases un mensaje en el que destaques lo que estimes necesario sobre la Salud Mental.
Creo que se han empezado a fijar los pilares para dar voz a este tipo de pacientes, pero debemos seguir construyendo este edificio para que cada día el enfermo mental forme parte de nuestra sociedad de una manera activa y normalizada, respetando, por supuesto, sus momentos de descompensación como “baches” en el camino. No debemos olvidar que, según la OMS, una de cada cuatro personas es susceptible de pasar por un problema mental a lo largo de su vida, por consiguiente, una de esas personas podemos ser nosotros o bien algún familiar y no nos gustaría que fuera calificado con una etiqueta de “loc@”, es por ello que la empatía es primordial en el cuidado diario.