Hoy hablamos con una empresaria, Maricarmen Alférez Caro, madre de tres hijos, Alex de 9 años, Jaime de 6 y Natalia de 3. Hace dos años se hizo cargo del negocio familiar, de los de toda la vida en El Ejido, la joyería Carmen Caro, que ha regentado durante décadas su madre, recientemente jubilada. Paco, su marido, también ha comenzado una aventura profesional, y todo esfuerzo es poco por parte de ambos, al asegurar que la ayuda familiar es fundamental en sus respectivos proyectos, que no dejan de ser el mismo. Para ella es más duro aunque puede permitirse el lujo de escaparse del curro para atender a los peques, gracias al auxilio de la abuela, que a su vez hace de canguro oficial.
Maricarmen tiene la joyería en la Carrera de San Isidro, y allí charlamos.
¿Cómo empezó tu vida laboral?
Mi primer trabajo fue vendiendo los pisos de TorreEjido, en la oficina. Eran los buenos tiempos del ladrillo aunque yo era muy joven e inexperta.¿Habías trabajado de cara al público?
Tuve diez años una tienda de ropa en la calle Constantino, Naf-Naf. La llegada de las grandes franquicias al centro de El Ejido acabaron con la aventura. Me quedé enganchada con préstamos, pérdidas, y tuve que cerrar. Estuve un tiempo trabajando en el Ayuntamiento, y luego aproveché la jubilación de mi madre para hacerme cargo de la joyería.¿Has notado el cambio?
La gente es igual en todos sitios auque el tránsito no es el mismo; para el comercio hay gran diferencia entre el centro y la parte norte de la ciudad, aunque éste no es un mal sitio.Háblame de tus clientes
Son vecinos de la zona que se han sumado a los de toda la vida de la joyería que vienen de otros pueblos buscando ese servicio personalizado, y sobre todo la confianza y los lazos de amistad creados; clientes que ha cuidado y conservado mi madre durante muchos años y que siguen confiando en nosotros. Ahora estamos al frente otra generación, pero se da la paradoja de que también los clientes son hijos de la anterior generación. Los clientes también se heredan.Y del producto
Las joyas suelen ser regalos de temporada a pesar de ser un valor seguro. Ahora comienza a regalarse acero y plata para los jóvenes. Hay mucha novedad porque se fabrica mucho en esos metales, sobre todo porque el oro está carísimo. Ni como joyero puedes comprar, ni la gente compra.En tiempos de crisis, el oro vuelve a reclamar su protagonismo, proliferan los compradores y vendedores de oro…
Mi madre me cuenta que en tiempos de la guerra los billetes no valían nada, que eran el oro y otros productos los que se utilizaban como moneda de cambio.En ese caso, ¿no tendréis problemas con el stock?
No creas, el oro siempre conserva un precio aunque el valor añadido del diseño se pierde con el tiempo. Con los relojes, por ejemplo, la cosa es distinta. Cuando un reloj pasa de moda no lo quiere nadie; aún tenemos algunos relojes de la epoca de mi madre, pero antes de que quieras darte cuenta sale otra colección que deja obsoleta a la anterior.Tenemos la imagen del joyero bien acomodado, ¿eso está cambiando?
A mí el negocio me da para pagar a la seguridad social y sacar un sueldecillo. La ventaja es que el local es nuestro y no tengo que pagar sueldos. Este negocio es un comercio más en el que hay que pelear cada día por sacarlo adelante, hay que cuidar a cada cliente de forma especial. Cada venta es importante.Y en cuanto a los robos, ¿cómo lo lleváis?
El último robo lo hicieron durante las vacaciones de verano en pleno mediodía, hicieron un butrón y entraron por el lateral de la tienda.¿Tienes miedo?
No, realmente hasta que no me den un susto no tengo miedo. En ese sentido he tenido suerte porque en la joyería de al lado, un mismo delincuente, ha atracado dos veces seguidas . Tengo miedo por el gasto que genera esa inseguridad en materia de alarmas, seguros y blindajes.Los tiempos han cambiado y ahora somos los padres los que decimos a nuestros hijos que antes todo era más fácil; y es justo lo contrario a lo que nos contaban nuestros padres… ¿tú cómo lo llevas?
Yo lo tengo claro, no es culpa nuestra, nosotros peleamos día a día para salir de ella, y mientras podamos estaremos aquí.