Ana María Muñoz Lozano tiene 34 años, hace unos meses se quedó en el paro, había trabajado como directora de un hostal en Huércal Overa hasta el pasado verano pero la crisis acabó con su puesto de trabajo. Con su marido y su hija se instaló en El Ejido en donde decidieron embarcarse en un negocio propio, una profesión vocacional: La panadería.
¿Cómo surgió la idea ?
Se me ocurrió a mí, siempre quise dedicarme a la panadería, mucha gente nos dijo que estábamos locos con la que estaba cayendo, pero lo hicimos y realmente nos fue bien. Nuestra tienda de la Calle Octavio Augusto comenzó a ganarse la confianza de los residentes de la zona que no pudieron resistirse al olor a pan recién hecho, casero…¿Vendéis solo pan?
Nuestra especialidad es el pan de todo tipo integral, casero, rústico, el que más vendemos es la barra mediterránea que es la que acaba en un pico pronunciado. Pero la bollería casera, las tartas y pasteles de la casa son muy apreciadas por los clientesEn estos cinco meses, ¿ cuál es vuestro ritmo normal de trabajo?
Trabajamos catorce o quince horas diarias, descansamos una para comer. Desde noviembre no hemos descansado ni un solo día. Esta navidad hemos trabajado en nochebuena, el día de Navidad y hasta en nochevieja estuvimos hasta las nueve de la noche en la tienda.¿Compensa todo ese trabajo?
Hay que trabajar de sol a sol para sobrevivir, no da para más el negocio, hemos abierto la segunda tienda en el Paseo de las Lomas, junto al pabellón de deportes de El Ejido pensando en dar servicio también a los residentes de esta zona y con ese pequeño margen vamos a intentar consolidarnos y seguir funcionando.¿Cuáles son tus ilusiones, aspiraciones o sueños?
Sueño con que la crisis se acabe, que se mejore la situación del paro y que nuestras tiendas se estabilicen y pueda tener un poco de tiempo libre. No he tenido vacaciones nunca, alguna escapada de un día a Granada, pero sueño en algún momento poder escaparme unos días a Brasil.Por un momento, los preciosos ojos negros de Ana se iluminan como si ya estuviese en el país carioca. Su cara dibuja una sonrisa especial e imagino que está volando por alguna playa de Ipanema; nada de eso. Ana sonríe porque un cliente entra en la panadería para comprar su chapata diaria y encargar los pasteles para la tarde. Brasil puede esperar pero los clientes son sagrados.. mucha suerte Ani.
Almería 360 Recomienda Panadería Ani, en el Paseo de Las Lomas en El Ejido