María Cristina González es voluntaria de Cruz Roja Española en Almería dentro del Programa de Cuidados Paliativos. Tiene 71 años y lleva toda la vida estando ayuda y atención a personas que van a morir. Su caso es aún más llamativo cuando explica su vivencia como paciente oncológica.

María Cristina sabe muy bien a qué se enfrentan estas personas y relata el miedo que se siente «porque nadie sabe dónde va. El enfermo paliativo tiene mucho trabajo porque necesita sanar espiritualmente para poder ir en paz, tanto él y como su familia», explica.
Esta voluntaria nos cuenta desde su experiencia que «un enfermo paliativo lo que más necesita es afecto, comprensión, que le escuchen y mirar a los ojos de otra persona».
Cuando va a estar con algún enfermo dice que lo más importante es «ir serena, tranquila para poder prestar a esa persona toda la atención que merece. Hay enfermos que no tienen a nadie que esté con ellos, nosotros les acompañamos para que se vayan con alguien de la mano».
A pesar de su edad y de su enfermedad, María Cristina tiene mucha fuerza y unas ganas de vivir enormes, pero sobre todo de seguir siendo voluntaria y de ayudar a los demás. Dice que lo seguirá haciendo, y que sólo abandonaré cuando «deje de sentir, de conmoverme y de aprender de una persona enferma. Hoy por hoy sigo aprendiendo».
Con un equipo de cuatro psicólogas y la colaboración de 20 personas voluntarias, Cruz Roja lleva a cabo el Programa para la Atención Integral a Personas con Enfermedades Avanzadas que ofrece atención y acompañamiento psicosocial al final de la vida.
13 de octubre: Día Mundial de los Cuidados Paliativos
El próximo día 13 de octubre se celebra el día de los cuidados paliativos a nivel mundial para visibilizar la labor e importancia que este tipo de asistencia desempeñan a nivel sociosanitario, familiar e incluso personal en una situación de enfermedad avanzada.
Desde el programa se realiza un acompañamiento integral, en el plano emocional, social y espiritual, poniendo el énfasis tanto en la personas con enfermedades avanzadas como en sus familias durante la fase de enfermedad y durante el duelo.
Se abordan las áreas emocional, social y espiritual, tratando de mantener al máximo la autonomía del paciente, «procurándole dignidad, evitando y paliando el sufrimiento desde un abordaje psicosocial y promoviendo la adaptación progresiva a las pérdidas”, añade Ana Almansa, responsable del equipo de atención psicosocial.
Promovido por la Fundación La Caixa, el programa ofrece apoyo psicosocial tanto a pacientes que se encuentran en el final de su vida como a sus familiares.
En lo que va de año casi 900 personas han recibido atención por parte de un equipo compuesto por cuatro psicólogas y un máximo de 20 personas voluntarias que realizan una función de acompañamiento y visita a pacientes y familiares que así lo deseen.
Muchas veces, el voluntario permite a los familiares tener momentos de descanso, o un respiro para poder realizar alguna gestión y así la persona enferma no está sola. En otras ocasiones, el voluntario se convierte en la persona con la que pueden hablar tanto pacientes como familiares, y compartir espacios y momentos de ocio.
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