Poco que celebrar en este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, en el que la actualidad añade un nuevo caso de violencia machista en Andalucía. Poco que celebrar y mucho que reflexionar. En Almería, con 36.633 mujeres en paro, la ministra de Empleo, Fátima Bañez, ha sido la elegida por la Diputación provincial de Almería para encarnar la defensa de los avances de las políticas de igualdad en todos los ámbitos de la sociedad. Las mujeres de Almería, con trabajo o sin él; mujeres de la ciudad, de pueblos, barrios o asociaciones, todas han encontrado, en esta fecha, un argumento para reunirse y expresar la voluntad colectiva de seguir en activo. A todas ellas, felicidades.
Harriet Martineau, el rescate de una pensadora
La historia de la Sociología académica ha estado generalmente copada por los hombres. Cuando se realizan estudios y clasificaciones de los sociólogos que lideraron la disciplina en sus inicios es habitual que ninguna mujer aparezca, relegadas a un segundo plano –en el mejor de los casos- y apartadas por sus propios coetáneos. Pero hubo pensadoras imprescindibles. Se puede hablar brevemente de una de ellas, para hacerle justicia habría que dedicar un espacio mucho mayor y tratar su figura con necesario detenimiento pero vayan estas escasas líneas para presentarla.
Harriet Martineau Inglaterra (1802-1876) Socióloga, economista, periodista …
Nació en el seno de una familia numerosa, eran ocho hermanos. Sufrió problemas físicos de todo tipo, perdió el sentido del gusto y del olfato. Molestias en su capacidad auditiva provocaron tiempo después una sordera definitiva, quizá esto le proporcionó una capacidad de superación que no abandonaría en toda su vida.
Autodidacta hasta los dieciséis años ingresó en una escuela de Bristol donde aprendió varios idiomas y logró una sólida formación intelectual.
En 1821 trabajó como periodista en varias publicaciones (escribió más de 1000 artículos a lo largo de su vida en diferentes países) en los que comenzaba a demostrar su implicación con la educación y a denunciar las desigualdades sociales. Apostaba por una formación escolar igual para todos, sin distinguir entre niños y niñas.
La muerte de su padre supuso fuertes dificultades económicas para la familia, además perdió sus ahorros por la quiebra de una entidad financiera. Bordaba para sobrevivir.
La sordera le cerró algunas puertas, se refugió escribiendo con más ganas que nunca.
Un momento decisivo fue su traslado a Londres y tomar contacto con la élite intelectual de la ciudad, conoció al sociólogo John Stuart Mill, a Charles Dickens y Darwin entre otros.
Publicó “Ilustraciones de economía política” (1832) en las que trataba aspectos económicos, de riqueza, escasez y comportamiento. Pero la economía política era solo uno de sus intereses.
Amante de los viajes y ansiosa por conocer otras realidades se trasladó a Estados Unidos, en donde tras un tiempo publicó “Teoría y Práctica de la Sociedad en América” (1837). Una de sus obras cumbre. En ella trataba la realidad de la mujer norteamericana, denunciaba los abusos e injusticias presentes y se convertía de esta forma en una activista pro derechos de la mujer. En América tomó conciencia de la situación de los esclavos y desde su columna en el Daily News denunciaba el status quo y apoyaba decididamente a los abolicionistas.
Regresó a Inglaterra. Su mente era avanzada y lúcida pero su cuerpo no le respondía de la misma manera, sus clásicos problemas de salud se agravaron, un quiste en el ovario la debilitó pero su torrente creativo no paraba, publicó diferentes novelas de carácter social, en tono crítico y de denuncia.
En 1849 escribió The History of the Thirty Years Peace, 1816–1846, en la que realiza un recorrido por la crisis de 1831.
Pidió el sufragio femenino en el Parlamento británico.
Después de una vida de estudio de la sociedad que la rodeaba, de denuncia social y sólida metodología, de publicar grandes obras técnicas y novelas sociales, de ser pionera en el estudio de la mujer de su época, Harriet Martineau ha pasado a la historia del pensamiento por ser la traductora de Auguste Comte.
