El mensaje de Juan Fernández, vicepresidente de la CSIF en Almería, ha sido muy directo y claro, dirigido principalmente a los trabajadores de la Junta de Andalucía pero trasladable a cualquier empleado público del país: «les pedimos a todos que no se resignen, porque de alguna manera el resignarnos a aceptar esta política de recortes que han aplicado y siguen aplicando todos los gobiernoe de todas las autonomías y el central, es como aceptar que nosotros hemos sido los causantes del despilfarro y del derroche que ha habido en la administración pública».
Las esperanzas de alcanzar un acuerdo que enderece el rumbo de los acontecimientos son escasas, sobre todo porque «es verdad que las muestras que han dado hasta el momento los políticos han sido nulas, negativas, disolutorias, engañosas; esperanzas hay pocas, pero eso no va a hacernos desistir y siempre estaremos en todas las mesas de diálogo». La promesa al respecto ha sido la de que «mientras CSIF tenga fuerza no vamos a permitirlo». Eso a pesar de que ha habido dificultades para llevar a cabo la concentración de hoy: «nos estamos encontrando con que están pasando firmas volantes para que los trabajadores no puedan salir ni en su rato de desayuno, ni a estar aquí cinco minutos en la protesta que estamos realizando; en toda Andalucía, el Gobierno ha dado instrucciones para que pasen controles de ausencia».
A pesar de ello, una nueva cita en el calendario se ha cumplido sin mayor problema, como es una concentración ‘sonora’, puesto que ha sido ‘amenizada’ con silbatos y una sirena, en Nuevos Ministerios. Hay programación para lo que resta de junio y para julio, y según Juan Fernández eso es lo que está distanciando a los sindicatos en las acciones contra los recortes: «a nosotros nos han contraprogramado casi todos los sindicatos, ya que desde el mismo día en que nos enteramos de los recortes brutales que nos quieren imponer en Andalucía iniciamos un calendario de movilizaciones mientras que otros sindicatos estaban pensando en la forma, en cómo, en qué, si era la culpa del Gobierno central, si era del Gobierno andaluz, si unos o lo otros… a nosotros nos da igual, pensamos que todos tienen la culpa, lo inició Zapatero, lo está continuando Rajoy y lo está aplicanco con más saña si cabe el Gobierno autonómico».
Sin lucha política, el posicionamiento que dice sostener CSIF es el de estar en contra de que el empleado público andaluz o el español pague «las consecuencias del despilfarro al que han sido sometidas las arcas públicas durante todos estos años que supuestamente eran de bonanza, endeudándose hasta las orejas y gastando todo el dinero que había de los ciudadanos». Fernández ha abundado en las consecuencias de las medidas, afirmando que «van a ir en detrimento de la seguridad, de los servicios públicos al ciudadano y de todo lo que el empleado público lleva tanto tiempo dando por la calidad de vida de los ciudadanos».
Lo que no debería dispersar los esfuerzos sindicales son las pancartas: «estamos asistiendo a distintas reuniones, pero lo normal es que se aprovechen las convocatorias que ya están hechas; lo que pasa es que no podemos entrar ahora en el detalle de que en la pancarta ponga que sólo tiene la culpa el Gobierno central; y si hace falta cambiar las pancartas las cambiamos y que todo el mundo tenga la culpa, lo que no podemos utilizar esto como un tema político». Y es que el último pilar es el de que «los que no son culpables son los empleados públicos, los verdaderos culpables son los políticos, aquellos que han tomado las decisiones que han provocado el despilfarro». Para Fernández, como sindicato mayoritario en la función pública que es CSIF, siempre se pronunciará «rotundamente no a los recortes que está haciendo la Junta de Andalucía, vengan propiciados por Rajoy, vengan propiciados por Griñán, quien sea, si es Valderas como si es Banderas».
Todo esto no quiere decir que si hace falta ser solidario con el gasto público no se vaya a hacer, pero primero «que miren para otro sitio, ya que hay una flota de coches oficiales, una flota de cesantías, una flota de asesores, una flota de empresas públicas… que empiecen a tocar de ahí, y si faltara pues también podemos colaborar los empleados públicos, pero lo que no puede ser es empezar la casa por el terrado».