De poco vale haber ganado tres de tres al rival porque esto ya no prima la regularidad, sino el KO. Después de perder tres partidos ante la UDA, si el cuadro catalán vence el cuarto marcando dos goles habrá borrado toda la carga psicológica que los rojiblancos le han endosado a lo largo de la temporada. Y es que a día de hoy, día de ascenso para unos o para otros, el Almería tiene ventaja, y la tiene en los números por el 0-1 de la ida y en la mente por aparentar tenerle la medida tomada al equipo de Rubi. No es así realmente, porque las tres victorias han llegado con mucho sufrimiento, si bien es cierto que la más clara fue la última, que además fue la más decisiva. Pero con todo, hubo alguna ocasión clara y Esteban paró un penalti, y ni por esas, lo que lastra moralmente a los jugadores gerundenses, que pueden pensar que ya no tienen más argumentos para doblegar a los almerienses.
Está claro que el último asalto será otra historia totalmente distinta, y a eso se han aferrado desde el norte antes de viajar al sur siguiendo el hilo del Mediterráneo mar para llegar al Mediterráneo estadio. El ambiente será espectacular tanto en la grada como sobre el terreno de juego, con todo a favor para los locales pero sin tenerlo cerrado para nada. La ciudad vive eufórica las horas previas al choque, pero esa sensación de superioridad parece no haber invadido el vestuario de la UDA, que se muestra cauteloso a la par que confiado en sus valores. Esos son los que lo han llevado hasta situarse a 90 minutos de Primera División, y a esos se va a aferrar hasta el final. De hecho, pretenden desde el club que todo sea lo más normal posible, y eso lo tienen más complicado porque incluso ha fallado el lugar de concentración. En el momento decisivo de la temporada el Gran Hotel ha dejado en la calle al Almería por no tener disponibilidad.
No importa, porque en el Elba es más fácil la concentración y posterior puesta en marcha de la marea rojiblanca, que sustituye el recibimiento al equipo por un acompañamiento del mismo. Cuando el público llegue al estadio se encontrará lo que previamente se ha trabajado por parte de las peñas, y no es otra cosa que una cartulina roja o blanca en su asiento. Desde ese momento el sueño se cambia por el sufrimiento, y pasado el tiempo de juego podría haber una gran fiesta que ya está preparada pero de la que nadie habla por aquello del gafe y por no estar asegurada. De producirse el ascenso no se saldrá del mismo recinto, y de no producirse se aplaudirá con caballerosidad al Girona y se reconocerá el trabajo de los jugadores del Almería, eso seguro. Es una opción de dos, a pesar de que se lleven más papeletas de triunfo que de fracaso.
Javi Gracia ha convocado a todos sus jugadores, como no podía hacer de otro modo, y ya en el vestuario se realizarán los descartes. Todos excepto Marcelo Silva están disponibles para el míster, que es casi seguro que tirará de su once de gala y que realizará los mismos cambios que tan buenos resultados le están dando. Eso segundo dependerá de como vaya el marcador, claro está, pero la fórmula ya está inventada y el caso es que funciona. Encima, las fuerzas van muy justas, al igual que las del Girona, más obligado a imprimir un ritmo alto de partido desde el principio. Sus jugadores han hecho conjura y se han concienciado de que el ascenso está a dos goles, echando la culpa de la marcha de la eliminatoria a su falta de puntería, algo que se puede mejorar. Su afición acudirá con ellos a la cita más importante de su vida, puesto que jamás han subido a Primera, pero se topan con Esteban, en cuya brillante hoja de servicios solo falta un ascenso, algo que compara con un título.
En concreto, la afición catalana se desplazará aproximadamente en un medio millar y lo hará en AVE especial entre su ciudad y Málaga, ciudad en la que suben en los autobuses dirección Almería. Por 30 euros con entrada incluida lo tienen mucho más sencillo que los bravos rojiblancos que, en día laborable, pasaron dos noches seguidas metidos en los buses tragando kilómetros. Como hinchada, su actitud con los suyos ha sido muy buena, ovacionándolos pese a la derrota el pasado miércoles, sabedores de la importancia que puede tener para su ciudad el vivir el sueño de Primera. El vestuario, ante esto, ha hecho el juramento antes referido de buscar la hazaña, pero han comenzado a errar en gran parte recurriendo al penalti de Trujillo no pitado en la temporada regular, allá por el 2 de junio, algo que se puede tomar como una excusa antes de comenzar. El Almería pudo sentenciarlos en la ida, pero no fue así, y conservan mucha vida que quieren gastar en el empeño de la remontada.
La UDA sabe leer los partidos, sabe jugar de manera inteligente, dejó aparcadas las pájaras y los errores infantiles, a pesar de que ha seguido encajando a balón parado. Ya no es la misma que en las rachas malas que ha padecido en la temporada, y encima ha creído en si misma. La suerte, en parte, le ha acompañado, y es un rival muy difícil de doblegar. Aquel encuentro liguero, penúltimo de la temporada regular, en el que se amarró la tercera plaza y permitió acudir a Villarreal con todas las opciones de ascenso directo intactas, se produjo tras un hecho curioso. En el previo casi toda la plantilla salió al campo y se metió en el banquillo, momento en el que los aspersores comenzaron a regar el césped cubriendo con agua a los futbolistas refugiados bajo el metacrilato. El sol brillaba, y entonces un arcoíris se formó sobre sus cabezas como un buen presagio para ellos. Ha llegado el final, y que el final sea feliz.
Árbitro Principal: JAIME LATRE-SANTIAGO Comité Aragonés
Cuarto Árbitro: CEBALLOS SILVA-ANDRÉS MANUEL Comité Extremeño
Árbitro Asistente 1: BUENO MATEO-JORGE Comité Aragonés
Árbitro Asistente 2: GARRIDO ROMERO-JOSÉ ANTONIO Comité Madrileño
Delegado-Informador: BERNABÉ GARCÍA-GREGORIO Comité/Delegación: Murciano