El autor confeso del secuestro y muerte de la niña de 16 meses, Jonathan Moya González, de 25 años, y su presunto cómplice Raúl R.F., también de 25 años, han pasado a un módulo controlado del centro penitenciario de El Acebuche de Almería, donde ingresaron el pasado sábado por orden de la titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Almería. Ambos reclusos permanecían desde el sábado en el módulo de ingreso y el martes han pasado a otro que tiene un número reducido de presos y por lo tanto resulta más fácil de controlar.
Los acusados no han sido sometidos a aislamiento debido a que los educadores y psicólogos que han trabajado con ellos durante su estancia en el área de ingresos no lo han estimado necesario.
Además, ha sido activado el protocolo antisuicidio en el caso de Jonathan Moya, aunque no existe un riesgo claro en este sentido, y se ha recomendado la puesta en marcha de medidas preventivas «sencillas de protección y cautela», como reducir los contactos con el resto de internos.
Prisión sin fianza
La juez de instrucción 3 de Almería ordenó el pasado sábado el ingreso en prisión de los dos detenidos por el secuestro y muerte de la pequeña de 16 meses, a los que imputó un delito de asesinato y otro de detención ilegal en el caso del autor del rapto. Ambos sospechosos se acogieron a su derecho a no declarar ante la juez en funciones de guardia, que decretó el ingreso en prisión comunicada y sin fianza de ambos.
Por ahora se desconoce en qué grado se le imputa el delito de asesinato a Raúl R.F., si como autor material, cómplice, cooperador necesario o encubridor, ya que la investigación continúa bajo secreto por orden judicial.
Familiares de Raúl R.F., cuyo último trabajo fue como portero de discoteca, aseguraron la semana pasada que, una noche de copas, Jonathan le ofreció «un trabajo por 50.000 euros» y le habló del secuestro de una niña, si bien añadieron que no le tomó en serio.
La autopsia preliminar realizada el viernes en el Instituto de Medicina Legal de la capital almeriense reveló que la pequeña murió con casi total probabilidad de un golpe en la cabeza antes de ser arrojada a una balsa de riego.
La madre de la pequeña inició hace un tiempo una relación con Moya y hace dos semanas se trasladó a Almería para pasar unos días con él, momento en el que se produjo el secuestro de la menor y su posterior muerte.