Tenemos los votantes de izquierda dos características presentes con más o menos intensidad en el ánimo de todos nosotros.
Una es la severidad , la crítica o cuanto menos el desencanto producto de la caída de nuestros sueños de igualdad, justicia y libertad. Caídos por la mala gestión o incluso el engaño de aquellos en los que confiábamos, entonces se lo reprochamos con dureza, críticamente les lanzamos nuestra abstención y con un grito silencioso les decimos «así no».
La otra característica es la facilidad de volvernos a enamorar, de volvernos a ilusionar con un proyecto que pensemos nace limpio de culpa y con unos propósitos acordes con el ecologismo, la igualdad de oportunidades y la solidaridad.
Estas dos características son necesarias en un colectivo de votantes que aboga por una sociedad cada vez mas libre y solidaria, donde los derechos del hombre sean el centro de las actuaciones de su administración, sin que su defensa sirva de enfrentamiento con los que no piensan igual.
Lo decía Unamuno en su controversia en el paraninfo de la universidad de Salamanca en plena guerra civil : “Venceréis pero no convenceréis” y se lo decía a un bando henchido de odio y venganza, en una España dividida y enfrentada.
Actualmente nuestro sistema democrático gracias a Dios no permite vencer sin convencer y al nuevo proyecto de izquierda le toca eso: “CONVENCER”
Estaremos muy atentos.
Ángel Rodríguez es profesor de Matemáticas
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