viernes, 19 abril 2024

¡Qué bien estamos sin turistas!

5 junio 2020
Jose F. Tejada
Aguadulce

Aguadulce

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Con la apertura a la fase 3 comenzarán a llegar de otras provincias, luego –con la nueva normalidad–, de otras comunidades y de otros países. Almería será un destino codiciado por la poca incidencia de la pandemia, por la cantidad de espacios naturales, por su entorno rural de calidad y, sobre todo, porque es un destino barato; pero no hay sitio para todos. En algún momento habrá que colgar el cartel de completo…

Qué insólita la estampa de calles vacías, parques cerrados, paseos marítimos sin un alma y todo en silencio. En algunos sitios casi ni se ha notado, como en los pequeños pueblos, aldeas, diseminados y lugares en donde la vida pasa a otra velocidad. Pero en las grandes ciudades o focos de concentración turística o de marcha, ha sido más que llamativo. Imagínense el entorno de la zona del puerto de Aguadulce o la del 501 sin un alma. Los que por allí vivimos no lo habíamos visto más que el 24 de junio, que es el único día que cierran los garitos de la zona.

Con la desescalada y la posibilidad de salir sin restricción horaria a la calle, los ciudadanos hemos descubierto un entorno cambiado. Menos concentración de personas de lo habitual, más espacio en los bares y restaurantes, menos tráfico rodado y mayor posibilidad de aparcar y circular por la ciudad. ¿Nos hemos hecho más cívicos y utilizamos menos el coche? Está claro que no. Lo que pasa es que estamos los que estamos y no puede venir nadie de otra provincia. Esto es, no hay turistas.

El hecho de que no haya turistas es una mala noticia sin duda para la economía nacional, que tiene basada su cuenta de resultados en la cantidad de guiris que vienen a disfrutar de nuestro país. Pero no es menos cierto que la oferta particular de lugares para pernoctar ha desbordado las previsiones de servicios, capacidad y densidad poblacional en muchos destinos turísticos.

El caso de Aguadulce no es diferente. El turismo que gusta a los regidores municipales de Roquetas de Mar es el que viene con todo ya pagado y apañado desde casa. El típico visitante que sale a pasear con el bollo del self service en el bolsillo y la botella de la habitación en la mano para no gastar nada en la calle. Un turismo de réflex y sintrom que el comerciante no echa de menos cuando falta.

Los movimientos only local que desde hace años pelean en Canarias, Barcelona, Galicia, Asturias o Cantabria por reservar y restringir áreas para disfrute de quienes lo conservan, cuidan y sufren, han podido gozar durante la cuarentena de ese sueño. Una realidad que hemos vivido cada uno en nuestro municipio y que nos ha servido para saber cuántos estamos a favor y cuántos en contra de este movimiento.

No se trata de ir contra el turismo y mucho menos en contra de los turistas. Recordemos que un turista es como un viejo, todos llevamos uno dentro. El problema son el aforo, la cantidad de personas que caben en los sitios en función de los servicios, el espacio… Eso debe valer tanto para una discoteca como para una ciudad. El coronavirus nos ha puesto en ese camino. No podemos masificar los lugares porque no solo es peligroso para nuestra salud, también para nuestra convivencia.

Con la apertura a la fase 3 comenzarán a llegar de otras provincias, luego –con la nueva normalidad–, de otras comunidades y de otros países. Almería será un destino codiciado por la poca incidencia de la pandemia, por la cantidad de espacios naturales, por su entorno rural de calidad y, sobre todo, porque es un destino barato; pero no hay sitio para todos. En algún momento habrá que colgar el cartel de completo.

Disfrutemos de nuestro entorno antes de que lleguen los turistas. Qué pena que los necesitemos para pagar las pensiones.

El 2,5% de la población de Almería ha desarrollado inmunidad frente al coronavirus

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