jueves, 28 marzo 2024

Torre García: entre la contaminación y el patrimonio

16 mayo 2019
Pedro M. Sánchez Castillo
Contaminantes diversos junto a restos de vegetación natural , algas coralinaceas y posidonias

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Almería constituye, junta a Cádiz, la provincia andaluza con más litoral, donde la contaminación marina debe ser abordada como una prioridad por las autoridades medioambientales. Si bien esta situación es preocupante en cualquier lugar del litoral, lo es más aún en aquellas zonas especialmente sensibles desde el punto de vista patrimonial, histórico o sentimental. Es el caso de las playas de Torre García.

Contaminación Torre Garcia. Espumas con Cabo de Gata al fondo.

Torre García reúne un patrimonio histórico de gran interés. En sus inmediaciones se conservan manifestaciones culturales que ponen de manifiesto el paso de los almerienses por el entorno, desde la época romana con la factoría de salazones, la torre vigía construida por los árabes y después reconstruida por los cristianos, la ermita de la virgen del mar y otras construcciones que podrían albergar un futuro museo del mar que aunara todo este conjunto monumental marino. Además del atentado patrimonial que sufrió la ermita a principios de este año, se está produciendo un atentado medioambiental continuado que quiero poner de manifiesto con esta nota.

El equilibrio entre el entorno natural y el patrimonio artístico es el responsable de la armonía que se percibe al visitar esta emblemática parte de la bahía de Almería. Paradójicamente esta situación cambia al atravesar los artos, las azucenas de la virgen, las amapolas marinas y el numeroso grupo de plantas de arenas que las acompañan. Cuando llegamos a la playa, esa interfase donde se comienza a detectar la presencia física del mar, muestra inquietantes síntomas de degradación. Los arribazones de Posidonia, la hierba marina endémica del Mediterráneo (Posidonia oceánica) o del alga parda conocida como brochas (Halopteris scoparia) que forman parte del mas importante tesoro de nuestra costa, están acompañados de la desagradable presencia de los restos de la desidia humana.

A la presencia, ya habitual, de plásticos se les ha unido la llegada de los restos de materiales de aspecto celulósico de distinto origen (toallitas, compresas, tampones, bayetas, …) mezcla de algodón, fibras semiartificiales y elementos plásticos diversos. Tras obturar las redes de alcantarillado y los emisarios submarinos, sus “esqueletos“ quedan enredados en los organismos que habitan los fondos (macroalgas, gorgonias, esponjas, hierbas marinas, …) dificultando su desarrollo.

Por si todo esto fuera poco, recientemente está apareciendo un nuevo material contaminante, se trata de bloques compactos de material blanquecino y maloliente que aparece en las playas y cuyo origen habría que investigar. Bien procedan de restos del transporte marírtimo, bien de restos de materia orgánica no adecuadamente depurada, lo que está claro es su origen ajeno al ecosistema marino. Su ubicación, cerca de Costa Cabana, nos hace recordar antiguos episodios de intensa contaminación que vuelven a ser de actualidad en esta zona de la bahía.

Contaminacion Torre Garcia. Masa de material compactado (fragmento de fatberg).

Desconozco la intensidad del problema en el resto del litoral almeriense, pero en Torre García es francamente preocupante. Esta intolerable muestra de desidia por parte de nuestras autoridades, no solo afecta al medio marino, sino que está generando millones de pérdidas económicas en los sistemas de depuración de nuestras ciudades. En las alcantarillas se está produciendo un fenómeno que empieza a ser conocido como “fatberg” término que inspirado en iceberg trata de definir a las grandes mases de grasa y materiales no biodegradables que se acumulan y taponan las alcantarillas de nuestras ciudades, impidiendo la adecuada y necesaria depuración de las aguas residuales.

Sin duda la contaminación marina constituye uno de los grandes problemas del antropoceno, ya que además de los plásticos, vertemos al mar una gran cantidad de sustancias de las que desconocemos su nivel de toxicidad sobre la fauna y flora marina, y por supuesto sobre el hombre.

Es necesario, urgente y exigible investigar y remediar el origen de estas masas en nuestras playas y sobre todo que nuestras autoridades asuman el control de esta compleja situación, que debe incluir la prohibición de la venta de los elementes de higiene no biodegradables generadores de una buena parte de la problemática descrita.

Pedro M. Sánchez Castillo es director Aula del Mar CEI.Mar-UGR. Catedrático de Botánica de la Universidad de Granada.

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