viernes, 19 abril 2024

Tenemos un problema

4 noviembre 2020
Jose F. TEjada
Facebook

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El panorama tras unos años, con esta forma de actuar, es desolador. El periodismo está herido de gravedad y la sociedad, mires por donde mires, al borde de una gran quedada para darse de hostias…

Tenemos un problema. ¿Saben ustedes que en estos momentos hay miles de jóvenes inventando noticias, falseando informaciones, grabando audios ficticios, creando contenidos ofensivos, de descrédito, organizando bulos y difundiéndolos por la red en diferentes ambientes, sectores y grupos de opinión? Pues sí, eso existe y lo hacen porque ganan dinero con eso. Mucho dinero. Y lo que es peor, están muy preparados para ello. Son los mejores, los hemos formado en nuestros centros educativos, en nuestras universidades con nuestro dinero.

Que las redes sociales han logrado dividirnos y afianzar nuestras creencias es un hecho. Y lo mas preocupante es que todo ese ejercito que he mencionado al principio tiene como objetivo que nos separemos mas, que nos odiemos mucho mas y que nos reunamos en grupo para que nos puedan controlar mejor; para servirnos información a la carta que reafirme nuestros odios al contrario, hasta ayer nuestro vecino.

Apagar no es la solución. Cuando desconectamos nuestro Facebook de forma inmediata ingresamos en el grupo de los desconectados, o lo que es lo mismo, un enemigo menos para ellos. Porque el peor enemigo de las empresas dedicadas a la desinformación son los ciudadanos bien informados que saben dónde, quién, cómo y qué hacer con sus redes sociales.

Los analistas de redes sociales saben que las personas agrupadas se mezclan poco y los algoritmos se encargan de que se mezclen menos aún.

Un ciudadano de una ideología determinada suele leer diarios concretos, visitar contenidos similares y compartir casi las mismas cosas en internet. De modo que una misma fuente de contenido puede inventarse bulos contradictorios sin que suponga problema alguno para los lectores que se quedan con el titular y no les importa quién se lo está ofreciendo. La credibilidad del medio tiene mas recorrido, aunque no hay problema en crear una docena de medios de comunicación en un día, si fuese preciso. Para los lectores agrupados en ideologías radicalizadas, quien está detrás de la información no es importante.

Al final todo es por dinero y poder. Pero yo no creo que sea justo que, por la codicia de los de siempre, puedan destrozar algo que podía haber sido muy útil para la conexión global de las personas, para desarrollar actos solidarios efectivos, para acompañar a los solitarios…

Las empresas dedicadas a la desinformación crean perfiles falsos que se mantienen en el tiempo para ganar credibilidad y adeptos. Paralelamente inventan asociaciones, colectivos y corporaciones que apoyan con sus acciones las ideas programadas de antemano. Y para rematar fabrican medios de comunicación como churros que retroalimentan a las falsas asociaciones con el testimonio de los falsos perfiles. Un entramado al que se suman los ciudadanos que creen, por razones personales, que todo es cierto y que hay que acabar con los de enfrente.

El panorama tras unos años, con esta forma de actuar, es desolador. El periodismo está herido de gravedad y la sociedad, mires por donde mires, al borde de una gran quedada para darse de hostias.

Yo propongo que pasemos a la acción y tomemos el control de las redes. Al menos que no se lo pongamos tan fácil. Hombre, lo ideal es que las administraciones se pongan la pila y recuperen a los jóvenes que ha formado y preparado. Darles oportunidades, al menos. Pero como eso no depende de nosotros, al menos de forma inminente, lo que sí podemos hacer desde este momento es cambiar nuestros hábitos en la red.

Desde hace un tiempo dedico cada día un rato a realizar visitas temáticas que nada tienen que ver con mi forma de pensar ni con mi estilo de vida. Visito páginas para alquilar por horas un helicóptero, me intereso por el precio de una sesión de espiritismo, comento alguna chorrada en un foro de coleccionistas de sellos y dejo que corra un video con una charla sobre palomas mensajeras.

Pero no solo eso, a la hora de estar al día, además de los medios que son de mi confianza porque he comprobado que son reales y detrás hay profesionales serios, he incorporado, para despistar al algoritmo, otros medios que nunca antes hubiese visitado.

Con esto pretendo los robots que administran mis datos se vuelvan locos y ya que no puedo preservar la intimidad, al menos que no sepan realmente cómo pienso ni como vivo y, con suerte no puedan comercializar mi perfil por ser una muestra contaminada.

Feliz con esta idea en la cabeza, ayer hablaba con mi madre sobre los dolores de cada uno y de la comida de cada día cuando interrumpió la llamada porque se acordó que tenía que revisión de ojos y llegaba tarde.

Al colgar el móvil volví a entrar en el navegador y, sobre la página que estaba leyendo apareció una publicidad de la nada con un mensaje claro:

“¿A qué esperas para hacerte una revisión de ojos? Pide cita online con nosotros”.

Jose F. Tejada Garrido . Periodista

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