Empezaré diciendo: ¡No busquéis! El hombre-bobo soy yo… y solo yo. Tantas veces he escuchado al Ayuntamiento de Almería, cuando alguna vez se me ha ocurrido pedirles algo para mi barrio, que ya tenemos La Feria de todos los almerienses, que este año he decidido ir como un almeriense más.
Voy a ir a mi feria, como uno más; un clásico, un matrimonio y dos niñas. Los tiempos están jodidos. Ya nos informan de ello día tras día los medios de comunicación, así que empiezo por hacer cálculos de lo que voy a gastar.
Salgo de Cabo de Gata, barrio de Almería. Somos cuatro, a 2,70 euros por cabeza… un ida y vuelta me va a salir por 21,60 euros. Pero eso solo me cubre llegar a Almería, no al recinto de mi feria, asi que le sumamos 10,40 euros en llegar al ferial. Es decir, como soy de Cabo de Gata, barrio de Almería, antes de cruzar las miles de luces del recinto ferial, ya llevo gastados 32 euros.
El problema es que tengo que salir en el último autobús de la noche, pero mis hijas y mi mujer están animadas, asi que nos liamos la manta a la cabeza y, como se suele decir, tira pa’lante.
Cruzo el recinto ferial como cualquier almeriense, subo a mis hijas en los cacharricos, como cualquier almeriense, me tomo unas tapas en cualquier caseta, como cualquier almeriense, cargo con un peluche enorme que le tocó a mi hija en la tómbola, como cualquier almeriense, y así hasta que –llegadas las 3 de la mañana– mi hija pequeña de 9 años está agotada, mi hija grande también, mi mujer me ha recordado varias veces que lleva tacones, y yo, bueno, yo estoy que no aguanto más. Ahora viene otro problema que solo se da si vives en el barrio de Cabo de Gata… Tengo que esperar a las 8 de la mañana para regresar a mi casa porque no hay autobuses hasta esa hora, de modo que mi mujer, mis niñas y yo, nos sentamos en un tranco de escalera y, a modo de indigentes, esperamos el pasar de las horas.
Salí de Cabo de Gata a las nueve de la noche y regreso a Cabo de Gata a las 9 de la mañana, y no tengo 20 años. Sencillamente soy un vecino de un barrio al que su Ayuntamiento se permite el lujo de torear como si fueramos una vaquilla desgastada. Eso sí, cuando llegue Fitur seremos el barrio estrella de la capital.
De manera que me van a permitir, ahora que estoy cansado fisicamente, y lo que es peor, agotado moralmente, que grite una vulgaridad: no me siento bobo… me siento gilipollas y estoy hasta los cojones de que me tomen el pelo desde mi Ayuntamiento. Pago mis impuestos como cualquier almeriense para que ustedes tengan Surbus y yo no, ustedes tengan actividades culturales y yo no, ustedes tengan una feria… y yo no
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