La segunda acepción del verbo normalizar en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española es “hacer que algo se estabilice en la normalidad”. Qué injusta definición, y que mal nos viene en la actual situación económica en la que nos encontramos. Y es que aquí, en esta España tan maltratada en la que vivimos, tenemos la mala de costumbre de normalizar ciertas situaciones que, a todas luces, son detestables, denunciables y, de paso, insostenibles.
Me niego a pensar que nos parezca normal que Andalucía roce el 1.300.000 parados, y Almería supere los 130.000, según la EPA, y todo el mundo esté tan resignado, y vitoree que está, poco a poco, bajando el desempleo. Parece que esta situación son simples números que ayudan a los políticos a orquestar su discurso o que llenan titulares en los medios de comunicación. Señores, en esas cifras hay miles de familias que no pueden llegar a fin de mes, es más, que ni si quiera pueden empezar el mes, que viven en una ruleta rusa permanente, con jóvenes que se ven obligados a dejar sus estudios para arrimar el hombro en casa o mayores que mantienen con pagas ínfimas a casas donde viven seis personas. El etcétera continúa, y éste contribuye de forma alarmante a que nos introduzcamos en el jardín del subdesarrollo. Suena duro, suena arcaico y obsoleto pero ¿acaso no están mermando los servicios públicos esenciales a pasos agigantados? ¿No está mermando la calidad de vida de las familias españolas? ¿O no es una realidad que cada vez sea mayor el porcentaje de personas que rozan el umbral de la pobreza? No podemos acostumbrarnos a vivir sumergidos en estos datos, en estas noticias, en esta filosofía que la crisis cruelmente está confeccionando sobre nuestro entramado social.
En primer lugar, porque hay soluciones, tiene que haberlas. Cuándo se enterarán nuestros políticos que debemos aunar esfuerzos y parir de una vez un gran Pacto por el Empleo, conjunto, grande, eficaz, donde se plasme la voz de los agentes sociales, de todos los sindicatos, y por supuesto de CSIF. Basta ya de lamentaciones y arremanguémonos para trabajar y luchar homogéneamente en una serie de medidas que no sirvan para contar el número de desempleados, sino para sumar soluciones a corto y largo plazo, que nos reconduzcan de la deriva perenne que esta crisis económica está perpetuando en el tiempo. Y por favor, que no tenga que sorprendernos que el paro no haya subido este mes, que tenga que llamarnos la atención que se han creado puestos de trabajo, que las familias vuelven a ahorrar, a consumir y a mejorar su día a día, porque la normalidad tiene que estar en vivir en una rutina sostenible, no en una repetición inadmisible.
Francisco Iglesias es presidente de CSIF Almería