jueves, 14 noviembre 2024

Medio pan y un libro

12 febrero 2013
Jose Diaz

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Ha llegado la hora de hablar de la cultura. La situación económica es tan grave que acapara la principal preocupación de las familias y los espacios informativos prácticamente en su totalidad. Pero eso no puede ni debe hacer olvidar que la crisis social solamente puede ir a más si está acompañada de una inmensa crisis cultural como la que nos obligan a vivir…

Ha llegado la hora de hablar de la cultura. La situación económica es tan grave que acapara la principal preocupación de las familias y los espacios informativos prácticamente en su totalidad. Pero eso no puede ni debe hacer olvidar que la crisis social solamente puede ir a más si está acompañada de una inmensa crisis cultural como la que nos obligan a vivir.

“No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio del Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social”. La cita, de García Lorca, está más en vigor hoy que nunca ya que es a aquellos que realmente lo están pasando mal a los que con más ahínco tenemos que explicar que la defensa de la cultura no es una frivolidad ya que, quizás, que la prioridad sea el tijeretazo en este ámbito no responda a que quieren darnos de comer sino a querer ponernos al servicio del Estado.

La necesidad de un pacto por la Cultura, de un compromiso serio por parte de todas las administraciones para garantizar su acceso al conjunto de los ciudadanos –ya que solamente esto permitiría situarnos a todos en igualdad de oportunidades para levantar un nuevo modelo en este país- es más que evidente. Hasta el momento, sólo nos encontramos con todo lo contrario. Para este 2013 se han recortado un 30% los fondos para museos incrementándose los precios de las entradas y no se ha destinado, por ejemplo, ni un solo euro a la adquisición de libros para las bibliotecas del Estado –que sufren una reducción de sus presupuestos del 60 %-.

No es de recibo ni concebible que cuando todos, también los jóvenes, menos posibilidad tenemos de acceder a los espectáculos culturales, al gasto en libros o en música, cuando más se tendría que incentivar que aprendamos, nos encontremos con una subida del IVA a los productos culturales hasta el 21 %, el doble de la media europea. ¿Queremos más o menos Europa? ¿O la Europa que queremos es sólo un concepto económico? No es comprensible que, justo ahora que tenemos dificultades para adquirir libros, las bibliotecas dejen de ampliar su fondo bibliográfico ni que las programaciones culturales hayan desaparecido en la mayoría de municipios almerienses.

La cultura no entiende de signo político ni tampoco la creación de empleo y riqueza que conlleva la industria sobre la que se sustenta. El patrimonio inmaterial no es de nadie, es de todos, y a todos corresponde superar la mediocridad y el trabajo fácil que realizan algunas áreas de Cultura de los Ayuntamientos y que las chocolatadas populares se conviertan en verdaderas actividades culturales que enriquezcan personalmente a los vecinos, que los hagan más sabios y libres. Con esa actitud, alejada de la exigencia de la ciudadanía y de los jóvenes que tendrán que construir nuevas realidades en nuestros pueblos y ciudades, solamente se fomenta que poder participar de buenas actividades esté al alcance de unos pocos que o tienen un determinado nivel económico o viven en núcleos con una elevada oferta alternativa.

José Díaz es secretario de Política Institucional de JSA-Almería / @josetabernas

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