jueves, 28 marzo 2024

Fantástica realidad

8 septiembre 2013
COMINDO-CON-SU-PERRO-330

Comparte esta noticia en tus redes

Ciertamente, llevaba mucho tiempo, quizá más de dos años, queriendo escribir estas breves líneas basadas en hechos reales, e incluso, personales. Con esta síntesis no quiero demostrar ningún tipo de característica o calificativo para que se me tilde de benefactor o, al contrario, de mero hipócrita….

Ciertamente, llevaba mucho tiempo, quizá más de dos años, queriendo escribir estas breves líneas basadas en hechos reales, e incluso, personales. Con esta síntesis no quiero demostrar ningún tipo de característica o calificativo para que se me tilde de benefactor o, al contrario, de mero hipócrita.

Como escribí hace unos días vía Twitter, el humano es el único ser que tiene la capacidad de convertirse en un auténtico y complejo idiota: Los prejuicios.

Así que, ante todo, espero que os llegue, aunque sea, un poco este mensaje cifrado en lo más profundo de un simple y llano diálogo que tuve la ocasión de experimentar y sentir en pleno Paseo de Almería. Sé que existen casos, y quizá no tan pocos, de meros zainos fantasmas sociales, que se hacen pasar por dolidas y famélicas personas a la intemperie pero, por una vez, os insto a que leáis esto sin juzgar antes:

– Vagabundo: Por favor, señor ¿Tiene algo para comer o alguna moneda para poder comer algo?

– Yo: Espere, caballero, creo que sí…Tome…

– Vagabundo: Señor, espere, disculpe…No quiero su dinero, no quiero aceptarlo.

– Yo (atónito): ¿Cómo?

– Vagabundo: ¿Sabe que es usted la primera persona en meses o quizá años que me ha dicho algo parecido a «caballero» y mirándome a los ojos con naturaleza (naturalidad)?

– Yo (unos segundos después de meditar): Pues si se lo reconozco, bien que no lo entiendo. ¿Sabe? Cada día entiendo menos a esta sociedad, pero tenga el consuelo de que no todo el mundo es así aunque le parezca, eso se lo garantizo.

– Vagabundo: Lo siento, no se ofenda, no quiero su dinero, ya pediré a otra persona. Usted váyase muy contento por esto.

– Yo: Ese dinero se lo he dado de corazón y, si no lo quiere, le pienso comprar algo en una tienda o kiosko.

El vagabundo siguió pidiendo limosna mientras yo me dirigí al antiguo Simago, quizá pensando que no volvería a aparecer por su lado, quizá entrañando la mísera y remota posibilidad de que un joven como yo volviese con aquel fugaz detalle y regalo que le serviría para llenarse el estómago por unas cuantas horas, como mucho, o quizá, dadas sus luctuosas condiciones y vivencias, ni siquiera se parara a pensar absolutamente en…nada, vocablo que bien nos transmite vacío, inexistencia, nulidad, carencia…ausencia.

Pero volví, volví a los 2 minutos con un bocadillo y un batido de chocolate. Se lo entregué sin más, con un tome, y me di la vuelta, siguiendo mi camino. Fue entonces cuando el vagabundo me voceó aquello de «Señor, amigo, espere…¿Cómo se llama? Es igual, no me de el nombre si no quiere, pero me gustaría comerme esto a su lado si es tan amable».

Nuevamente, indeciso, incrédulo y dubitativo, di unos cuantos pasos atrás, me volví, y me dirigí hacia él.
Estuve al menos unos 15 minutos a su lado, mientras se comía lo que le llevé donde él tenía a su perrita entre una manta y una vieja guitarra con dos o tres cuerdas.

Durante esos pocos minutos, Rafael y yo mantuvimos una conversación quizá mucho más rica y constructiva de la que pudiésemos tener todos o casi todos nosotros durante horas y horas a lo largo de nuestro día a día. Y lo digo por él más que por mí.

Y allí se quedó Rafael, dándome las gracias una y otra vez, con lágrimas entre los ojos, sin rogar ni pedir compromiso alguno, negándome más dilación por él, rezando por una nueva oportunidad de compartir aunque fuesen unas cuantas palabras con alguien que pasara, o quizá, sencillamente por recibir una mínima muestra de afecto por parte de la nublada sociedad que pasa delante de él a cada segundo pisoteándole el futuro o, mejor dicho, dejando que se lo pisoteen por no aportar un ridículo «granito de arena» cívico, moral y, ante todo humano.

Querido Rafael, estés donde y como estés, esto va por tí…

Ahora, sí, aquellas personas que quieran, pueden juzgar por estas vacías palabras de un ciudadano más, porque aparte, eso es lo que sucede, que a las palabras se las lleva el viento por desgracia. Así que, adelante…

Fran García (Cabo de Gotham)

Noticias relacionadas

Deja un comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*