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Este martes, el sector agrícola en la costa de Andalucía Oriental ha parado máquinas y ha salido a la calle para protestar por lo de siempre: competencia de terceros países, mano de obra y suministros cada vez más caros, inclemencias meteorológicas y la gran distribución, que es quien maneja el cotarro. Argumentos conocidos, aprendidos y repetidos cada temporada que casi se pueden recitar de memoria con musiquilla.
Este martes, muchos ciudadanos de la capital verán cómo se repite la escena de cada año. Un río de agricultores por la rambla con pancartas, gritos y cánticos con las principales demandas de un sector que vuelve a cometer los mismos errores cada año.
Aunque, me van a permitir que, en esta ocasión, exponga algunas diferencias y connotaciones que hacen de este día de huelga una jornada diferente.
Si bien es cierto que las demandas son las mismas y que los protagonistas son los de siempre, la huelga era inevitable, con los de siempre o con los otros.
Y es que en el panorama agrícola, como en la política, han aparecido nuevos actores con nuevas formas de canalizar sus problemas, que en poco tiempo han ocupado el espacio dejado por las grandes organizaciones agrarias en el Poniente de Almería y en la costa granadina.
Me refiero a asociaciones como Agricultura Viva en Acción, La Unión de Agricultores por unos Precios Justos y otros movimientos nacidos de asambleas convocadas a través de redes sociales y que han contado con aforos multitudinarios.
Esos otros pretenden una unión de productores que pueda influir en los precios de venta de sus propios productos. Un mensaje claro y directo que ha calado.
Paralelamente, las organizaciones agrarias de siempre han sufrido una serie de reveses como el triste fallecimiento de Francisco Vargas, alma de ASAJA en la provincia, o la marcha de Rosa Maldonado al IAJ y la de Andrés Góngora a Sevilla por parte de COAG.
La huelga de este martes es un golpe mediático para mostrar quién sigue mandando en el sector. La fecha, estratégicamente elegida con los datos de Aemet en la mano, coincide con una subida de precios agrícolas.
Pero cuidado porque les puede salir el tiro por la culata. Esos otros, los agricultores sin control, pretenden seguir de huelga el día 20, y el 21… Han llegado para quedarse y no parece que estén muy dispuestos a especular con sus verduras.
Este martes salen todos juntos y gritarán todos la misma canción, pero cuando vamos a saber si estamos ante una huelga más del sector para pasar el buen tiempo, a la espera del frío, o es el principio de un retoque en el modelo Almería para darle una vuelta al sistema de comercialización de las hortalizas fuera de temporada, es mañana con precios por encima del euro y pedidos sobre la mesa que atender, ahora es cuando hay que retratarse.
El modelo Almería muestra signos de agotamiento, según los analistas, pero cuando llega la primera nevada se recupera como si se esnifase la nieve. Es ahora, cuando las pizarras da gusto verlas, cuando se sabe si los productores van en serio o hemos vuelto a perder una mañana de trabajo.
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