El Comité Permanente de la Cadena Alimentaria y de Sanidad Animal de la UE se reúne este jueves para decidir si establece una fuerte restricción del uso de los insecticidas neonicotinoides en tratamientos de semillas, de suelos y en aplicación foliar para un listado muy amplio de cultivos, como alfalfa, frutales, platanera, aguacate, amplio grupo de hortícolas, leguminosas, cítricos, maíz, olivo, tabaco o viña.
Los representantes de los apicultores de UPA se manifestaron a favor de la prohibición de estos productos, que determinados estudios han considerado perjudiciales para las poblaciones de insectos polinizadores, entre los que se encuentran las abejas.
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) concluyó el pasado mes de enero que el uso de tres insecticidas neonicotinoides (imidacloprid, tiametoxam y clotianidina) –restringidos ya en países como Francia, Italia o Alemania- comporta un grave riesgo para la salud de las abejas, y recomendó restringir o prohibir sus usos según tipos de cultivos y condiciones de tratamiento. Los apicultores confían en que se vote a favor de las prohibiciones de estos insecticidas “en defensa del sector apícola y de la biodiversidad”.
UPA ha recordado que España ostenta el de mayor número de colmenas y es líder en producción de miel en la Unión Europea. El sector apícola está sufriendo de manera dramática desde hace años un aumento de la mortalidad de las abejas, que genera graves pérdidas económicas y una considerable amenaza para la biodiversidad. No en vano, el 84% de los cultivos y el 80% de la plantas silvestres dependen de la polinización animal, al cual contribuyen de manera esencial las abejas.
“Las investigaciones son concluyentes. Los neonicotinoides son una de las causas de la mortandad de las abejas, y los apicultores apoyamos su prohibición”, han concluido desde UPA. De aprobarse la propuesta, a partir del 1 de julio de 2013 se prohibiría la puesta en el mercado de semillas tratadas con estos productos.
La organización de agricultores y ganaderos ha pedido a la Comisión Europea, en caso de proceder finalmente a la prohibición de los neonicotinoides, que tenga en cuenta el perjuicio que podría suponer para los agricultores y vertebre alternativas viables al uso de estas sustancias.