Han pasado cuatro años de la crisis de la E-coli que salpicó al sector hortofrutícola almeriense a raíz de las declaraciones de las autoridades de Hamburgo que señalaron, en un primer momento, a los pepinos españoles de la empresa Frunet como responsables del brote de una bacteria que dejó un saldo de 17 muertos en Alemania y uno en Suiza. Berlín acabó reconociendo que el origen de la epidemia estaba en los brotes de germinados de soja procedentes de una granja de Baja Sajonia que a su vez habian sido importados de Egipto. Pero el daño ya estaba hecho.
Las declaraciones de las autoridades de Hamburgo produjeron reacciones en cadena en los mercados de destino que, en primera instancia, bloquearon los envíos de hortalizas llegadas del sur de España. Se hablaron de pérdidas millonarias para los exportadores y productores de hortalizas andaluces que se vieron bajo sospecha en un asunto del que no tenían nada que ver.
El tiempo y un tribunal de Hamburgo ha puesto a cada uno en su sitio con una sentencia en la que el alto tribunal ha dado la razón a la cooperativa Frunet, ubicada en Algarrobo, Málaga, en el litigio que mantiene con la ciudad de Hamburgo. Tras comprobar que en mayo del 2011 sus autoridades sanitarias señalaron una partida de pepinos exportados por Frunet como uno de los orígenes del brote de bacteria intestinal E.coli, el juez ha reconocido que fue un error nombrar a esta empresa como causa del brote y ha fijado una indemnización para la cooperativa malagueña cuya cuantía no ha sido facilitada a los medios. La empresa reclamó en su demanda 2,3 millones de euros.
La sentencia no es firme y, todo apunta a que se abrirá un periodo de negociación entre los representantes de la ciudad de Hamburgo y los de la empresa Frunet que han mostrado su satisfacción por el dictamen del juez.