«El futuro del sector de la uva de mesa pasa por el cultivo de variedades sin semilla (apirenas) que son las más apreciadas por el consumidor», así se desprende de los talleres formativos para la mejora del manejo y las técnicas de cultivo de la uva apirena impulsados por la Fundación Cajamar. Y es que en su Estación Experimental se está trabajando en la selección y evaluación de las variedades apirenas de mayor interés, así como en el cultivo en diferentes sistemas de conducción (parral, espaldera, V) y en el cultivo en invernadero para adelantar la recolección de variedades tempranas. El uso de técnicas para retrasar la maduración en variedades tardías también es otra línea que se está trabajando en la Estación Experimental. No hay que olvidar que en los últimos años también se están aplicando diferentes técnicas para mejorar la productividad y calidad de ‘Crimson seedless’, que actualmente es la apirena más cultivada en España y en el mundo.
En la actualidad, España es el primer productor europeo de uva de mesa apirena. La mayor parte de la superficie se concentra en la Región de Murcia, que cuenta con alrededor de 3.000 ha. Las variedades más ampliamente cultivadas son ‘Crimson seedless’ y ‘Superior seedless’. También, aunque en menor medida, se cultivan otras variedades como ‘Autumn Royal’ o ‘Flame seedless’. En Almería actualmente hay cultivadas algo más de 100 ha con una producción en torno a las 2.500 t, principalmente de variedades tradicionales de uva con semilla (‘Ohanes’, ‘Napoleón’, ‘Italia’, ‘Victoria’). Hace no más de 30 años la superficie era de 7.000 ha y la producción alcanzaba las 75.000 t. En este sentido se puede afirmar que el sector prácticamente ha desaparecido, ya que no se ha producido el cambio hacia variedades sin semilla.
No obstante, y según apuntan desde la Fundación Cajarmar, «desde hace tiempo estamos convencidos de la necesidad de diversificar nuestro sector agrícola con nuevos cultivos. La competencia, la crisis económica y la dinámica de precios y costes de nuestra horticultura en las últimas campañas refuerzan esta idea. La solución pasa por ser más competitivos, para lo que debemos añadir valor a nuestras producciones y priorizar la calidad frente a la cantidad». En este sentido, desde la Fundación Cajamar van más allá y aseguran que «también hay que ampliar la gama de productos, y aquí la fruticultura puede jugar un papel clave. La apuesta siempre firme de la Fundación Cajamar por la fruticultura puede dar ahora sus mayores frutos». De hecho, son numerosos los estudios que se llevan a cabo en las instalaciones de su Estación Experimental sobre níspero, aguacate, mango, caqui, chirimoya o uva, entre otros cultivos.
Las variedades apirenas precisan de técnicas de cultivo diferentes a las variedades tradicionales con semilla, y si estas no se realizan de manera adecuada no se obtienen los resultados esperados. Los intentos en algunas ocasiones de cultivar estas variedades se han frustrado por diversos motivos, entre otros, la falta de conocimiento de estas peculiaridades. Por esta razón, esta campaña se ha organizado el I Taller sobre “Manejo y técnicas de cultivo en uva de mesa apirena”. El objetivo era informar a productores, potenciales productores y técnicos sobre el manejo y estas técnicas de cultivo específicos de estas variedades. Para ello se prepararon cuatro módulos que han abarcado todo el ciclo de la uva de mesa, desde la poda invernal hasta la recolección.
Módulos
El Módulo I: «Poda de fructificación”, se impartió a principios de marzo en dos sesiones debido al gran interés generado. En este módulo se trató de explicar por qué es necesario podar, cuál es el momento más adecuado, el tipo de poda y el nivel de carga óptimo para conseguir los mejores rendimientos. También se realizó una demostración práctica de la poda sobre algunas parras.
En el Módulo II, que tuvo lugar en abril, se explicaron las “Operaciones en verde” que deben realizarse después de la brotación, necesarias para mantener el equilibrio entre el crecimiento vegetativo (brotes) y reproductivo (racimos) y así mejorar la productividad y calidad de la cosecha. En una de sus parcelas se realizaron destallados, despuntes, atado, descuelgue y aclareo de racimos, deshojados y “desnietados”.
En mayo tuvo lugar el Módulo III: “Técnicas para mejorar la calidad del racimo: aclareo y engorde”. En general los racimos de las variedades apirenas suelen ser muy compactos, con un excesivo número de bayas que no son comerciales. Para mejorar la calidad es preciso realizar tratamientos con ácido giberélico para reducir el número de bayas (aclareo) e incrementar el tamaño (engorde), durante la floración y el cuajado de los frutos. El anillado al tronco o brazos tras el cuajado también se practica para incrementar el tamaño de las uvas. La poda de racimos, que consiste en la eliminación de la extremidad del racimo y los hombros o alas, permite mejorar su forma, aspecto y conformación.
Por último, durante el pasado mes de septiembre, se impartió el Módulo IV sobre “maduración y recolección” en el que se explicaron las operaciones que se llevan a cabo desde el inicio de la maduración (envero) hasta cosecha para mejorar la calidad de la fruta. A veces es necesario realizar un aclareo de bayas para reducir la compacidad del racimo en función de la respuesta de algunas variedades a los tratamientos realizados previamente para aclareo y engorde. Un poco antes del envero se puede practicar el anillado en las varas o uveros para conseguir precocidad y mejorar la coloración de las bayas. Con este mismo objetivo se hacen deshojados para aumentar la iluminación, y se realizan tratamientos con Etephon, en variedades rojas, aunque su uso está restringido. El empleo de S-ABA y la aplicación de riego deficitario son técnicas que se están evaluando, también para mejorar la coloración en variedades rojas como ‘Crimson’, con problemas para conseguir un color uniforme en climas cálidos. El embolsado de racimos o el empleo de cubiertas plásticas en la parte final del ciclo son estrategias que permiten retrasar la recolección. De esta forma la uva llega al mercado a finales del otoño, una época muy favorable para la venta.
En el taller han participado un total de 93 personas, en su mayoría técnicos y agricultores de la provincia de Almería, aunque también de Murcia y Granada. De la provincia de Almería vinieron de las dos principales zonas productoras de antaño, el Campo de Dalías (Dalías, Berja y El Ejido) y el Valle del Andarax (Alhama, Huécija, Terque y Canjáyar).
Además, a principios de julio, se organizó una jornada de transferencia sobre las “Posibilidades de la uva de mesa en la provincia de Almería”. Este acto contó con las intervenciones de Juan Carreño (IMIDA) sobre material vegetal y técnicas de cultivo; de Juan José Hueso (Fundación Cajamar) sobre cultivo protegido de uva de mesa; y de Joaquín Gómez (APOEXPA) sobre la situación del sector en la Región de Murcia. Se realizó también una visita a los ensayos que se estaban llevando a cabo con este cultivo en la Estación Experimental. La jornada se cerró con una interesante mesa redonda en la que participaron representantes de empresas comercializadoras de frutas y hortalizas y productores de uva de mesa de la provincia. Se concluyó que el proyecto de producir uva de mesa puede ser viable, pero es preciso hacer un programa serio de producción y de variedades en función de lo que demanda el mercado, y contar con un único interlocutor para la comercialización. Hay hueco en el mercado, sobre todo para la producción tardía.
Próximamente la Fundación Cajamar va a editar un documento técnico que recogerá la información aportada en los diferentes módulos del taller y está previsto organizar un segundo taller para la próxima campaña, dado el éxito de asistencia y participación obtenido en la primera edición. En el primer semestre se han atendido a más de 400 visitantes para conocer los ensayos en materia de fruticultura, de la Estación Experimental.