La Fundación Cajamar celebró el pasado día 5 de julio en la Estación Experimental de Las Palmerillas una jornada sobre uva de mesa donde se analizó la rentabilidad de este producto en la provincia de Almería.
En la jornada se llegó a la conclusión de que es posible el cultivo de la uva de mesa en Almería, ya que de hecho, su cultivo se realizó durante dos siglos, hasta hace unos 40 años, y fue el motor de la economía de la provincia, en gran parte de ese periodo. Sin embargo en la actualidad este sector ha desaparecido en la provincia. Apenas se cuenta con 100 hectáreas y la producción se estima alrededor de las 2.500 toneladas.
La jornada también sirvieron para dar respuesta a si el cultivo de la uva de mesa en Almería puede ser rentable en la actualidad. En este sentido, la primera idea que se sacó en claro es que el cultivo de la uva de mesa no es fácil. Esto que en principio puede parecer un inconveniente, se puede transformar en una ventaja, ya que al ser un cultivo que no puede hacer cualquiera, supondría que no habría excesos de producción . Prueba de ello es que las zonas tradicionalmente productoras en España no han cambiado y son siempre las mismas (Alicante, Murcia y parte de Andalucía). De hecho, Almería está en la zona con mayor tradición uvera, y los agricultores conocen perfectamente la planta, su cultivo y los parajes donde se encontraban los mejores parrales. De hecho, esta base es fundamental para comenzar un proyecto de negocio con garantías.
Apirenas o sin semillas
Lo que sí dejó claro la jornada es que el camino a seguir marca claramente que la producción se debe centrar en variedades apirenas o sin semillas. En este sentido, hay que aplicar técnicas de cultivo específicas para obtener fruta de calidad con estas variedades (giberelinas para aclareo y engorde, anillado…).
Murcia es el principal productor de uva sin semilla de Europa y se basa en tan solo dos variedades ‘Crimson’ y ‘Superior’. Sin embargo la oferta varietal es amplísima y hay una gran cantidad de material vegetal procedente de diferentes programas de mejora repartidos por todo el mundo, pero patentados y solo disponible para clubes de productores. El problema no es que haya que pagar royalties para cultivar estas variedades, es que no están disponibles aunque se quisieran pagar. El IMIDA, en Murcia, lleva 20 años trabajando en la obtención de nuevas variedades. En este sentido, Juan Carreño, jefe del equipo de uva de mesa, presentó 5 o 6 variedades que se van a registrar en breve, tempranas y tardías, apirenas, que ya se están cultivando en Murcia a nivel comercial y están en la última fase de desarrollo. Hay otras prometedoras que tardarán más en salir. Pero igualmente el acceso a ellas será restringido. Está claro, por tanto, que para acceder a estas variedades nuevas hay que organizarse y crear un club.
Por otro lado, desde las comercializadoras coinciden en que la viabilidad del proyecto de producir uva de mesa pasa por hacer un programa serio de producción y de variedades en función de lo que demanda el mercado, y contar con un único interlocutor para la comercialización. Así lo aseguraron Francisco Petit, de Murgiverde, y Enrique de los Ríos, de UNICA, quienes coincidieron en que «todos los productores deben estar organizados bajo un mismo paraguas».
Variedad Ohanes
Si algo también quedó claro durante esta jornada es que el negocio de la uva en Murcia funciona, como puso de manifiesto Joaquín Gómez, presidente de APOEXPA. También quedó claro, aunque con matices, que el hueco que ahora mismo queda para España en el mercado global de la uva de mesa es el de final de año, octubre, noviembre y diciembre, cuando se producía la variedad ‘Ohanes’. En función del mercado de destino los calendarios y las exigencias obviamente pueden variar y este sector es muy dinámico. Y además, es necesario ir más allá del mercado europeo que ahora puede pagar menos, y llegar a otros lugares como Sudáfrica o China, o donde esté el dinero.
Por su parte, Sebastián Marín, productor de uva de mesa en Alhama,y de los pocos que hace cultivo ecológico en la provincia, y Antonio Mira, con 7 hectáreas de uvas apirenas en El Ejido, contaron sus experiencias en positivo, aunque están solos como otros productores.
Desde la Fundación Cajamar apuestan por el cultivo de las apirenas como una de sus líneas prioritarias de trabajo en el Área de Fruticultura de la Estación Experimental. Además cuentan con la colaboración con la UAL de la mano de doctor Julián Cuevas y su equipo. «Tenemos uvas apirenas desde el inicio de nuestra actividad en 1975. En los últimos años hemos trabajado en adelantar y retrasar la maduración con el cultivo bajo plástico y hemos obtenido excelentes resultados con las variedades ‘Superior’, ‘Flame’ y ‘Autumn’». Cuevas recordó que «actualmente estamos trabajando para mejorar la productividad y calidad de ‘Crimson’ en nuestras condiciones, tamaño y color». Además esta campaña se está impartiendo un taller sobre el manejo y técnicas de cultivo para uva de mesa apirena, dirigido a productores y potenciales productores, que se inició en marzo con la poda, siguió en abril con las operaciones en verde, y en mayo con las técnicas de aclareo y engorde. Este taller finalizará en septiembre con la maduración y la recolección.
La jornada fue todo un éxito y el interés generado anima la Fundación Cajamar a seguir trabajando en la línea de la uva de mesa. Además están dispuestos a colaborar y asesorar en lo necesario para la elaboración del proyecto conjunto que habría que desarrollar, como apuntaban los comercializadores, para que el negocio funcione y en el que deben estar implicados los productores.