Ignacio Antequera, manager de Standards, Bechmarking and Capacity Building de Global Gap, en Alemania, lo dejaba muy claro nada más comenzar su ponencia: si los consumidores pierden la confianza en los productos, las ventas descienden rápidamente. Y ponía como ejemplo lo sucedido con la presencia de carne de caballo en algunas hamburguesas o los restos de bacterias encontrados en comidas de Ikea. “Se crean alarmas a las que hay que dar respuesta. Hay que asumir que debe hacerse una gestión adecuada del riesgo”, señalaba.
Global Gap comenzó a trabajar en Alemania hace más de veinte años. Surgió para unificar las distintas normas de calidad de cada supermercado. Hoy Global Gap tiene normas especializadas por productos, por zonas geográficas y para los distintos eslabones de la cadena alimentaria.
El cumplimiento de las normas de calidad impuestas por Global Gap no suponen ningún reto para Almería, ha dicho Ignacio Antequera, manager de Standards, Bechmarking and Capacity Building de Global Gap en Alemania, que ha manifestado, sin embargo, hacia dónde se dirige el interés o la preocupación de los consumidores. Cada vez hay mayor exigencia para saber si en las zonas productoras se están respectando las condiciones de trabajo, ha apuntado. Según Antequera, “la preocupación por la responsabilidad social es una tendencia creciente en toda Europa”.
Ignacio Antequera ha hablado también de la llamada Global Gap number, los trece dígitos que aseguran la trazabilidad de los productos hortofrutícolas que llegan al consumidor. “La trazabilidad ha llegado para quedarse”, ha concluido.