El Museo Ibáñez de Olula del Río inaugurará este viernes la nueva sala en la que se expone la obra escultórica del artista murciano Antonio Campillo, gracias a las «buenas relaciones y sinergias establecidas entre la Fundación de Arte Ibáñez Cosentino y la Fundación Antonio Campillo».
La nueva sala está dedicada de forma monográfica al escultor murciano y acoge 41 esculturas de temática religiosa y profana, realizadas en algunos de los materiales que con más frecuencia utilizó Campillo a lo largo de su carrera: bronce, barro y escayola.
Un amplio conjunto de obras, realizadas entre 1954 y 2008, complementado con veintiséis dibujos realizados al carboncillo, al grafito, tinta y pastel entre los años sesenta y 2007.
Una muestra de la modernidad que ofrece una «visión condensada de su particular universo creativo y simbólico» y de los temas recurrentes en su producción, como fueron los retratos, maternidades, mujeres, ciclistas, jinetes y figuración religiosa.
«A la que se suma, gracias a la generosidad de los responsables de la Fundación Antonio Campillo, un interesante conjunto de bocetos, previos a la ejecución de la obra tridimensional, y rápidos apuntes de composición espacial que nos hablan del dominio técnico del artista», ha indicado Juan Manuel Martín Robles, director de la Fundación de Arte Ibáñez Cosentino.
En el acto inaugural participarán el presidente de la Fundación Campillo, Clemente García; Juan Pérez Ferra, vicepresidente de dicha fundación y legatario de Campillo, y además estarán presentes Andrés García Ibáñez y Juan Manuel Martín Robles presidente y director respectivamente de la Fundación de Arte Ibáñez Cosentino, entre otros.
Campillo es considerado el más destacado escultor murciano de la segunda mitad del siglo XX. Se formó con Juan González Moreno en su tierra natal y en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, donde al finalizar sus estudios en 1952 recibió el Premio Fin de Carrera de talla en piedra.
Fue profesor de modelado en la Escuela de Artes de Córdoba entre 1966 y 1971 y desde 1977 hasta su jubilación en la de Madrid. Al final de su carrera recibió múltiples reconocimientos en su región, donde se le dedicó un museo en Ceutí (Murcia).
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