Torre de San Miguel en Cabo de Gata
Plantea un uso expositivo en el interior del torreón de San Miguel y la creación en el entorno de tres elementos livianos simulando barcas varadas en la arena.
Cuando abrieron el sobre con los datos del ganador, del que sólo sabían el lema, Torre Varada, se descubría que el estudio de arquitectura Cano Lasso, autor entre otros del Madrid Arena y el Pabellón de España en la Expo 92, firma el proyecto ganador de la rehabilitación de la Torre de San Miguel, ubicada en Cabo de Gata, para transformarla en Oficina de Turismo Municipal y mirador, así como el acondicionamiento ambiental de su entorno, en un concurso al que se han presentado 99 ideas.
El ganador del concurso de ideas de esta actuación recogida en el Plan Turístico de Grandes Ciudades es el arquitecto Alfonso Cano Pintos, del estudio madrileño Cano Lasso, cuyo padre, Julio Cano, proyectó en Almería la Universidad Laboral con Alberto Campo Baeza. Segundo ha sido Pedro Francisco Martínez Moreno, arquitecto almeriense, y tercero, un estudio ubicado en Granada y compuesto por cuatro arquitectos, Pablo Laguna, Álvaro Calvo, Antonio Merina y Cayetano de la Torre, y la historiadora Julia García González.
El valor del proyecto del estudio Cano Lassa, según se especifica en el acta del jurado, radica en “la puesta en valor de la Torre como elemento protagonista de la intervención y como respuesta a un paisaje natural sin añadidos, proponiendo una actuación mínima y limpia tanto ambiental como patrimonialmente”.
Los nuevos elementos proyectados “establecen un diálogo de similitudes con las barcas de la playa y, a la vez, de respeto y contraste entre lo permanente y masivo de la Torre y lo efímero y liviano de su arquitectura. También se valora la propuesta como una estrategia de intervención flexible y capaz de adaptarse a nuevas necesidades programáticas de futuro. La fragmentación de las nuevas plazas y su disposición no generan geometrías que compiten con la Torre y mejoran la continuidad del paisaje apoyado por la reordenación de los aparcamientos y tráfico rodado en el entorno inmediato”.
El presidente del Colegio de Arquitectos de Almería, José Díaz, explica que “el estudio Cano Lasso propone dedicar la Torre de San Miguel como espacio expositivo e inicio de un itinerario por Cabo de Gata, e incorpora tres elementos livianos en el entorno, como barcas varadas en la arena, que se destinarían a oficina de turismo, aseos y almacén. Además, propone llevarse los aparcamientos más cerca del espacio urbano y recuperar la vegetación del entorno”.
El arquitecto ganador del concurso precisa que “la oficina de información turística se sitúa fuera de la torre -aunque también podría ir ubicada en su interior- para dejar la planta baja de ésta como sala audiovisual que permita envolver al visitante con los espacios singulares del parque natural, mediante proyección circular en las paredes. La recuperación de la torre se llevará a cabo mediante la mínima actuación, realizando sólo operaciones necesarias para garantizar la durabilidad, usando sólo materiales originales o compatibles con los mismos. La seguridad de los visitantes se efectuará mediante elementos metálicos finos y de elegante diseño y la cubierta se convertirá en un excepcional mirador de la bahía, del Cabo y de Las Salinas, disponiendo en ella telescopios e información que permita la interpretación de lo observado”, apunta Alfonso Cano.
Detalles del proyecto ganador El arquitecto Alfonso Cano afirma que “lo que hemos buscado es recuperar una torre que durante más de 250 años ha sido capaz de desafiar la acción del mar, el viento y de los hombres, a la vez que controlar el flujo de la gente, potenciando el aparcamiento fuera del entorno y construyendo un camino de madera, que también servirá de barrera, a la vez que desarrollar la vegetación de esta zona de la playa”.
Cano explica con más detalle que “nuestro proyecto contribuirá a liberar la torre de su enclaustramiento, potenciando la imagen de elemento solidario que emerge de la arena de la playa”. En esta línea, “se protege la playa de la entrada incontrolada de coches, para lo cual se prevén dos filtros, el vallado y acotado de áreas que permita a su vez la regeneración de vegetación autóctona y encintar con un camino de madera desde el acceso de la torre desde la carretera hasta el aparcamiento disuasorio en el borde del caso urbano”.
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