Es mucho lo que se habla respecto a las ventajas del entrenamiento físico para moldear la figura, perder peso o ganar masa muscular. Sin embargo, ejercitarse va más allá de los cambios exteriores y la oportunidad de cambiarnos a un estilo de vida saludable, también incide en la salud mental y emocional.
Si bien es cierto que la mayoría de las personas que se inscriben en los gimnasios de Málaga lo hacen con fines estéticos, durante el ejercicio el cerebro recibe mayor flujo sanguíneo y mejora su nivel de oxigenación.
De esta forma, estar en movimiento tiene un impacto positivo en las funciones cognitivas y ralentiza el deterioro que supone el proceso de envejecimiento. Por otra parte, las rutinas del gimnasio son perfectas para liberar el estrés y la tensión emocional.
Tiene impacto en el aprendizaje y el razonamiento
Los especialistas en psiquiatría y salud mental coinciden en que el ejercicio favorece el aprendizaje, la capacidad de atención y la memoria. La explicación científica de ello radica en que optimiza el funcionamiento de los neurotransmisores responsables de proteger y mantener las células del sistema nervioso.
Dedicar unas cuantas horas a nuestras rutinas en alguno de los gimnasios basic-fit, es la forma ideal de evitar el envejecimiento prematuro, estimular la creatividad y fomentar estados de relajación.
Promueve la felicidad
Tanto los ejercicios de relajación y como los aeróbicos, contribuyen a reducir los niveles de estrés y favorecen la recuperación después de un evento traumático. Asimismo, son importantes aliados en la conciliación del sueño y la calidad del descanso.
Durante el ejercicio, nuestro cerebro segrega mayor cantidad de endorfina, esta hormona es la encargada de generar un efecto de placer y bienestar que nos hace sentir eufóricos y felices.
De esta manera, inscribirse en un gimnasio es una decisión especialmente útil en pacientes depresivos o personas que sufren de ansiedad y estrés.
Fortalece la autoestima y mejora la capacidad de interrelacionarse
El ejercicio es pieza clave en el objetivo de cambiar nuestros hábitos y pasarnos un estilo de vida más saludable. Cada resultado alcanzado en el gimnasio eleva la autopercepción y la manera de proyectarnos hacia los demás, después de todo, vernos mejor es sentirnos mejor.
Inyectamos una dosis de confianza que se refleja tanto en la autoestima como en la capacidad de relacionarnos con el entorno. Cuando nos sentimos bien, es más sencillo entablar conversaciones y ser más participativos.
Previene el deterioro cognitivo y fortalece la memoria
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud el estilo de vida sedentario influye en el deterioro cognitivo. Atendiendo a ello, el ejercicio contribuye a la prevención del alzheimer y otras enfermedades degenerativas, sobre todo, cuando se práctica entre los 25 y 45 años.
La actividad física influye en la producción de células del hipocampo, las cuales tienen responsabilidad directa en el funcionamiento de la memoria y la capacidad de aprendizaje.
Otro beneficio psicológico de acudir regularmente al gimnasio es la forma en la que ayuda a controlar las adicciones tanto al alcohol y tabaco, como a otras sustancias estupefacientes. Esto se debe a que la adicción está relacionada con la dopamina, la misma hormona que segregamos al momento de ejercitarnos.
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