A primeros de septiembre de 2019 han cesado los ataques aéreos en la región fronteriza de Siria, Idlib, tras cuatro meses de bombardeos. Un alto el fuego respaldado por Rusia que da un respiro a una población que, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, se desplaza hacia el norte. Según Turquía, son más de un millón de personas las que se dirigen a la frontera turca huyendo del conflicto en Siria, que ya ha matado a 600.000 ciudadanos.
Y es que desde que comenzara la guerra en Siria, oficialmente el 15 de marzo de 2011, en estos ocho años, las cifras de muertes, desapariciones, desplazamientos o desgracias familiares hacen que estemos hablando de una de las guerras más sangrientas desde la Segunda Guerra Mundial.
En 2018 se produjeron en el estado sirio 20.000 muertes violentas, entre ellas las de 1.106 niños y niñas que perecieron durante los combates. De hecho, 2018 se ha considerado el año más mortífero para los pequeños desde que se inició el conflicto bélico.
Las cifras de la situación en el país y de los refugiados sirios son espeluznantes. Cualquier niño sirio menor de 8 años no sabe lo que es vivir en paz.
En la actualidad, más de dos millones de niños no pueden ir al colegio en Siria. Sus escuelas están sirviendo de bases o campamentos militares.
En total, cuatro millones de niños solo conocen su país en guerra y la mitad no tiene acceso a agua corriente o a recibir ayuda humanitaria.
Ante esta situación la mejor solución es salir huyendo y pedir refugio en otros países.
Según ACNUR, a mediados de 2018 los sirios representaban un tercio de la población refugiada en todo el mundo, con más de 6,5 millones de personas registradas como refugiados en países como Turquía, Líbano, Jordania, Irak, Egipto y Alemania.
La cifra de niños y niñas sirios nacidos como refugiados alcanza ya el millón.
Europa, que no está dispuesta a abrir sus fronteras a los refugiados, destina más de 3.000 millones de euros para que Turquía les impida cruzar el Egeo.
En total 11.700.000 personas necesitan asistencia humanitaria. La financiación internacional de la respuesta humanitaria para el conflicto sirio sigue siendo insuficiente.
Campos de refugiados
Desde que en 2011 comenzara la guerra, se han creado numerosos campos de refugiados en países fronterizos como el Zaatari, instalado por la ONG ACNUR en Jordania como solución temporal al conflicto y que se ha convertido en el campo de refugiados más grande del mundo con 145 mil habitantes.
El campo tiene nueve escuelas, dos hospitales y tres mil tiendas instaladas.
En 2016, hasta 362.000 refugiados intentaron cruzar el Mediterráneo para llegar a Europa. De ellos, 181.400 llegaron a Italia y 173.450 a Grecia.
En la primera mitad de 2017, más de 105.000 refugiados y migrantes ingresaron a Europa y unas 2.700 personas han muerto o desaparecido en el intento.
A finales de agosto de 2018 más de 90.000 personas estaban en situación de desaparición forzosa, según el Observatorio de Derechos Humanos.
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