Una vez superados los problemas con la moral religiosa, la masturbación parecía quedar acotada al espacio de la discreción, de la intimidad personal de cada individuo, en el que los roles estaban bien definidos.
La mujer, y en menor medida el hombre, era el objeto del deseo; el adolescente la fuerza ejecutora y la imaginación o el porno, a través de algún portal xxx, las herramientas a disposición, siempre a sabiendas de que los adultos y las mujeres también, en algún momento puntual, acudían a la masturbación como remedio o elemento paliativo de una necesidad fisiológica.
En poco tiempo todo esto ha cambiado. Mientras el hombre continúa siendo consumidor silencioso de porno gratis generalmente a través de internet, la mujer ha visibilizado abiertamente, sin ningún tabú, prejuicio ni reparo, que se masturba y que lo hace por mero placer.
De pronto, la campaña de publicidad de un artículo de satisfacción sexual femenino ha sacado del armario de la masturbación a cientos de miles de mujeres que recomiendan al resto que se masturben, que es sano, muy placentero y rápido.
En el año 2019, una empresa distribuidora de productos para el autoplacer realizó una importante encuesta, a tenor de la muestra: 10.000 entrevistados de nueve países, en la que ya se reflejaba esta visibilización de la masturbación femenina. Según los resultados de este trabajo, el 90% de las mujeres reconoció masturbarse, el 80% utilizando algún objeto y, la mayoría de ellas lo recomendaba como muy placentero e ideal para combatir el estrés.
El hombre, acostumbrado a que la masturbación se viese como algo muy suyo, ha podido ver al nuevo juguete sexual femenino como a un enemigo. Algo que viene a poner en jaque la ya dañada sexualidad masculina. Sin embargo, la propia encuesta señala que la mayor parte de las mujeres hacen partícipe al hombre de su placer y lo incluyen en su lista de deseos para futuros regalos.
Algo que destacan las usuarias de los juguetes sexuales femeninos es la no necesidad de imaginar, ver o estimular ninguna escena o guion eróticos, a diferencia de los hombres. Para ellos, no existe un aparato tan eficiente que logre alcanzar el orgasmo sin estímulos visuales o complementos como la imaginación .
El hombre requiere imaginar situaciones, escenas o acciones que produzcan su excitación. Los adolescentes y jóvenes consumidores de pornografía por internet no buscan cuerpos perfectos ni supermodelos desnudas. La mayor parte de visitas, pinchazos y búsquedas en la red se refieren a mujeres maduras, las llamadas MILF e incluso abuelas. Datos que insinúan situaciones íntimas que no se prestan a comentario alguno en el entorno doméstico o familiar, pero que cumplen con el propósito de excitación y desahogo rápido y eficaz.
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Un comentario
Las mujeres tambien ven porno y se masturban, lo que pasa es que son mas discretas que los hombres