La diferencia la marca algún futbolista en partidos que marchan igualados, y en esta ocasión fue Cani hasta que se marchó lesionado el que dio unos centímetros de ventaja al Submarino Amarillo en la primera parte. Fue él el que asistió a los dos únicos jugadores locales que probaron a Rubén en ese periodo, primero Moi Gómez y después Mario, ambos coches escoba que llegaron en la segunda oleada ataque, incorporaciones desde atrás y por sorpresa no defendidas correctamente por parte de la zaga almeriense. En la primera el meta demostró el por qué es el mejor portero nacional de la liga, sacando abajo con los pies un tiro a bocajarro, y en la segunda no pudo retener ni alejar la potente volea, que sí detuvo, pero cuyo rechace buscó la cabeza certera de Uche para remachar el 1-0 con el que se llegó al descanso.
Todo lo que medió entre el pitido inicial y el final se resume en una lucha táctica muy clara entre ambos técnicos, con el achique del campo del Almería intentando ahogar la salida del Villarreal, eso asumiendo el peligro de los balones a la espalda de la defensa que se produjeron en varias ocasiones, y el juego conservador del esférico de los locales, buscando no perder, o lo que es lo mismo, que la UDA no corriera. Con Hemed inédito en el ataque y con Wellington Silva con presencia testimonial, Édgar fue el que se animó a retar, con algún cambio de ritmo y chutando a puerta respondido de manera magistral por Asenjo, como antes lo hizo a un disparo aislado, lejano pero muy violento de Ximo Navarro, con bote delante incluido y que se fue al palo tras el guante del meta. Empate a dos ocasiones, mucha diferencia de calidad casi anulada pero desniveló la balanza un delantero centro que hizo de 9.
La segunda parte comenzó con más control del Villarreal, pero iba a ser muy extraña porque el Almería se mató con sus propios errores. Cierto es que el más grave no fue suyo, sino del asistente en banda de banquillos de Clos Gómez. El catalán Javier Aguilar se comió un claro fuera de juego de Uche que acabó con el 2-0, puesto que a su primer tiro respondió felino Rubén, pero el rechace otra vez le fue favorable para meter el cuero en la jaula rojiblanca y así cambiar mucho el panorama. El centro final fue de Moi Gómez desde la izquierda al segundo palo, con el nigeriano en posición antirreglamentaria clara, pero todo surgió de una pérdida no forzada de Soriano, recién salido al campo por Thomas, en su propio terreno de juego. Esa fue una clave fundamental no solo por esa jugada, sino porque se repitió en varias ocasiones con otros protagonistas, sin desmerecer la presión del equipo de Marcelino.
El técnico asturiano lo tenía todo bien estudiado, pero además se le dieron facilidades. No tuvo que pedir paciencia porque se puso por delante en el marcador en un tiempo prudencial, y sus atacantes se encontraron con facilidades no previstas en los minutos decisivos del encuentro. En una de esas pérdidas o robos, según la lectura que se quiera hacer, Cheryshev se plantó solo ante Rubén, que había salido a la desesperada muy atento al juego, y se dio el balón en largo rebasando al portero para después caer al césped. Ni con las repeticiones de televisión se puede saber si hay o no contacto, pero en lugar de roja al meta almeriense hubo amarilla para el extremo castellonense por entender el árbitro un piscinazo por su parte. El Madrigal se armó en ira y protestó esa interpretación del trencilla, que además ya acumulaba cinco cartulinas al cuadro local por una al visitante en ese momento.
Con Corona y Teerasil en el campo, sin Hemed ni Azeez, que fueron los sustituidos, se perdió consistencia buscando creatividad, pero eso ya con un 2-0 que campaba desde el cuarto de hora de esa segunda parte. Ya había empezado la batalla de Soriano en el área enemiga, pidiendo penalti al poco del fuera de juego no señalado, y con Édgar sumado un tanto a la protesta. Fuera de sitio y perdida la concentración, en una guerra que conduce a la impotencia, hubo minutos de mucha llegada amarilla sin saber concretar para cerrar el partido, sobre todo a cargo de Giovani y Cheryshev. Con todo el Almería pudo meterse en el partido con un tiro en posición clara de Édgar que salió demasiado centrado hacia Asenjo, eso con tiempo por delante, y con otro de Corona, empalando con la zurda un cuero muerto en la frontal que se marchó fuera por poco, esa ocasión a falta de siete minutos para el final del tiempo reglamentario.
Cabe perder en Villarreal, pero la sensación de cuando no se gana sigue siendo la de que se podría haber logrado algo más, eso en medio del debate sobre trivote o dos atacantes por el centro. Dejando en esta ocasión a un lado la superioridad técnica del Submarino, que era algo conocido desde antes del partido, se vio minimizada en la medida de las posibilidades que había pero se produjeron una serie demasiado larga de lo que en tenis se llama errores no forzados, fallos en los pases en lugares complicados porque un rival de gran entidad te puede matar y encima cometidos por jugadores experimentados. El error arbitral esta vez cayó en contra, apartando la jugada de la posible expulsión de Rubén, y si bien supuestamente no tiene incidencia en el marcador al haber sido de 2-0 es cierto que el devenir de los acontecimientos se vio muy modificado. Eso no esconde la falta de recursos, pero las cuentas siguen saliendo.
FICHA TÉCNICA:
Villarreal CF: Asenjo; Mario, Gabriel, Dorado (Víctor Ruiz, min. 46), Jaume Costa; Bruno, Trigueros, Cani (Cheryshev, min. 38), Moi Gómez (Jonathan Dos Santos, min. 76); Uche, Giovani
UD Almería: Rubén; Ximo Navarro, Trujillo, Mauro Dos Santos, Dubarbier; Verza, Azeez (Teerasil, min. 66), Thomas (Soriano, min. 56); Edgar, Hemed (Corona, min. 66), Wellington Silva
Goles: 1-0, min. 22: Uche; 2-0, min. 58: Uche
Árbitro: Clos Gómez (Comité Aragonés). Mostró cartulina amarilla a Jaume Costa (min. 25), a Trigueros (min. 39), a Gabriel (min. 55), a Mario (min. 73) y a Cheryshev (min. 74) por parte del Villarreal, y a Azeez (min. 29) y a Verza (min. 79) por parte del Almería.
Incidencias: Partido correspondiente a la octava jornada de la Liga BBVA disputado en el estadio de El Madrigal de Villarreal ante 17.000 espectadores.
