Día de lluvia en Almería para la vuelta al trabajo del equipo tras la victoria número 20 en todo el campenato, tercera consecutiva tras haberse sentido literalmente muerto justo antes de comenzar esa racha. Las sensaciones son las mejores posibles, recuperada la confianza y vistas las posibilidades, y sobre todo después de haber doblegado al mejor conjunto de la categoría cuando ya era de Primera División. Los jugadores han descansado y toca pensar en Alcorcón (sábado a las 16.00 horas), en cuya preparación se vuelcan desde esta misma jornada bajo el agua. Los últimos ecos del domingo recuerdan la perfecta comunión entre hinchada y jugadores, fundamental para el logro del objetivo.
Hay que vencer en tierras madrileñas para vivir una experiencia que esperemos que sea muy similar en el que será último partido en casa en la fase regular, igualmente decisivo pase lo que pase en Santo Domingo, y que será ante el Girona. Todo por amarrarlo antes o por jugárselo en una hipotética final en El Madrigal ante el Villarreal. Se tiene todo para así sea, porque la mente funciona y se ha sabido valorar en su justa medida la victoria sobre el Elche. Encima, los ilicitanos jugaron incluso mejor que en la primera vuelta en el Martínez Valero, como así lo reconoce el capitán Corona, que sintió como un regalo la ovación cerrada del público en su cambio, o el incombustible Trujillo, que detalla cómo sacó un balón bajo palos a Aarón. El ilicitano también habla, confiando en las posibilidades de la plantilla rojiblanca, porque como bien dijo, la conoce muy bien.
