Hay varias máximas que siempre se cumplen en el mundo del fútbol en torno a una demarcación que ha evolucionado más que ninguna otra a lo largo de la historia. Eso sucede así porque se necesitan muchos buenos valores para desempeñarla con brillantez, y a pesar de que es muy fácil criticar su labor, realmente es muy complicada la fusión de la física y la trigonometría llevada a la práctica con el solo uso del sentido común, pero en muchas ocasiones con la aplicación de la psicología. Así actúa un buen portero, que se hace pero también para lo que se nace con ciertas características innatas que se deben descubrir, pulir y fomentar. Hay paradas con nombre propio, y muchos nombres anónimos que rozan la heroicidad.
A eso se dedican José Antonio Segura y José Antonio Pardo, que son primos pero ante todo amigos. Su pasión se puede encontrar fácilmente bajo palos, y a ella se dedican con una una labor formativa que pasa por que los chavales tengan una buena colocación, cierren ángulo al lanzador, analicen la velocidad y trayectoria del balón e incluso que se adelanten o influyan en la decisión que debe tomar en décimas de segundo el jugador que les chuta a puerta. Es toda una ciencia conjunta, y se llame portero, cancerbero, meta, guardameta o arquero, esta figura precisa de una dignificación y un reconocimiento que el Pavía les dará el día 8 de diciembre durante toda la mañana, desde las 9.00 horas.
Una decena de escuelas de toda la provincia, más de medio centenar de jugadores y jugadoras, cinco horas de lucha y espectáculo en todas las categorías que tienen cabida en el fútbol y un mismo objetivo: que el portero sea el protagonista. Es la primera Batalla que se hace de este modo, así que bien merece el sobrenombre de Ciudad de Almería con el que se presenta en sociedad. Un portero es un futbolista más, que ya está obligado a tener un buen juego de pies y que transmite seguridad a sus compañeros, para lo que debe desarrollar una personalidad fuerte y un carácter de líder. Los demás veintiún presentes en el campo lo deben ver como un gigante, y entonces estarán en el camino de ser mitos como Casillas, Iríbar y Zamora. En Almería los hay, solo hay que observar.
