A esta altura hay ya 54 nuevos amigos, que se entienden a las mil maravillas y que incrementan su rendimiento a ritmo incesante. Se trata de Juan Carlos Cintas, Sergio Pardo, Luis Hernández, Maikel y los cincuenta niños que están bajo sus enseñanzas, pero que los tratan como uno más de los corros que se van formando. Ese es el espíritu de equipo, del que sabe mucho tanto el cuerpo técnico como la plantilla de la UD Almería. Es más, ha sido eso lo que principalmente ha llevado a bordar una recta final de campeonato de ensueño, metiendo a un conjunto que rozaba el límite de la promoción tras uno de sus bajones hasta casi el ascenso directo, y después haciendo realidad el sueño de Primera en una promoción muy intensa.
En ese sentido, uno de los protagonistas de esa historia de triunfo ha sido Miguel Ángel Corona, capitán esta temporada y conocedor del camino del ascenso, porque lo ha repetido en dos ocasiones vistiendo la elástica rojiblanca. Precisamente ante el medio centenar de niños vestidos con esos colores, Coro habló de la grandeza de saber levantarse cuando las cosas no salen del todo bien, de la importancia del compañerismo y el buen ambiente en el vestuario, y de la pasión por un equipo que debe ser referente entre los pequeños por delante del Real Madrid o del FC Barcelona. Primero se es del Almería, y después de los demás que uno quiera. No cabe otro que el sentimiento en esta provincia deba ir vinculado a la UDA.
El capi repasó en su visita todos los valores que previamente ya habían sido expuestos y puestos en práctica por los profes que día a día lidian con los niños. El esfuerzo, unido el deportivo con el intelectual de los estudios en el cole, la humildad, la constancia y el entrenamiento responsable, son máximas que siempre Corona expone cuando se le pide consejo o se le pregunta por los secretos del éxito. Realmente no son algo desconocido, pero no todos son capaces de ser lo suficientemente fuertes de voluntad para mantenerlos con regularidad. Junto a todo ello, no olvidó la relevancia que tiene para un buen trabajo el descanso correspondiente, y también una alimentación variada y equilibrada, que recargue de energía y vitalidad a los pequeños jugadores.
En esa línea se expresa también con asiduidad el míster Javi Gracia, que con su inseparable Juan Solla también acudió a su cita con los niños para desearles buena suerte tras, previamente, darles unos cuantos consejos de cara a su formación como futbolistas. El navarro no ha desvelado si seguirá de rojiblanco, pero ha pasado a la historia de la provincia como el tercer técnico que le regala un ascenso a Primera División. Con mucha simpatía, y al tiempo haciendo un reconocimiento al trabajo que están desempeñando en el Campus y que han desempeñado en la temporada los cuatro técnicos que integran esta aventura, Gracia igualmente destacó el hecho de que exista el sentimiento rojiblanco en la infancia y que los referentes y modelos a copiar sean los de casa.
