El capitán nunca desentona. Fue un partido atascado en el que su aportación podría haber desatorado el juego rojiblanco, pero sin embargo dispuso de tres minutos. Verza le devolvió en banda en el cambio, allá por el minuto 87, lo que es suyo, el brazalete que porta aunque sea sentado en el banquillo. Paciente con su situación, lo importante es el equipo y nada más, y en cuanto al encuentro, reconociendo las carencias que se tuvieron por parte rojiblanca, sí es cierto que se trató del rival más incómodo, posiblemente, con el que se han medido en la temporada. Pensó, como siempre, en el triunfo, y buscó el balón nada más pisar el césped, pero la volea de Trujillo se marchó fuera y ahora toca hacer vestuario para medir muy bien la visita al Camp Nou.
En cuanto al central precisamente, posiblemente completó su partido más perfecto desde que comenzó la temporada, y ya van 25 sobre otros tantos jugados. Colocación, seguridad, velocidad y hasta valentía en la salida de balón, rompiendo y poniendo algún balón que otro en profundidad y con criterio, le faltó la guinda del gol para redondear una actuación que no dejó indiferente a nadie. Estuvo a punto en dos ocasiones, la primera con una gran parada de Caballero y la otra con demasiada acrobacia para poder enchufarla, pero su crecimiento como jugador a buen seguro que le hará mojar en breve. Mira para el Camp Nou también, porque es lo que toca, y su análisis es el de ir a competir a pesar de las diferencias.