Eran poco más de las once y cuarto de la mañana cuando sonaba el timbre de la puerta del Centro especializado en medicina del deporte de élite y federado. Jorge Díaz, el delegado del equipo, acababa de llevar a su cita con los médicos, acompañados por un periodista de Tailandia, a las dos grandes figuras sobre las que debe asentarse el plus de calidad de la UD Almería durante esta temporada. En unos minutos ya estaban en la planta de arriba concentrados y metidos en su papel, serios e interesados en las pruebas a realizar y en los resultados previos obtenidos por sus nuevos compañeros de vestuario. Tras ellos quedaban por pasar Michel Macedo y Julián Cuesta, y antes lo habían hecho por turnos todos los futbolistas rojiblancos.
Teerasil Dangda y Tomer Hemed saben de la importancia de su papel para la permanencia de la UDA una temporada más en la Liga BBVA, y por ello quieren estar en la mejor forma física posible. En ambos casos, cabe destacar que apenas habían terminado de entrenar bajo el fuerte sol de la mañana almeriense en el Anexo del Estadio de los Juegos Mediterráneos antes de acudir al Centro, lo que sin duda fue un handicap para ellos. De todos modos demostraron haber sabido cuidarse durante el periodo sin competición, tanto en su país el primero como en España el segundo, y arrojaron unos resultados que invitan a pensar que llegarán al inicio liguero en un estado magnífico. Si de ganas se trata, desde luego que no les falta a ninguno de los dos.
A las habituales pruebas aeróbicas se sumaron las de potencia, además del obligado electrocardiograma y la encuesta sobre lesiones previas o estado general tanto en el pasado como en el momento de comenzar la pretemporada con el Almería. En definitiva, se hace lo que desde el club se pide, en concreto, en armonía entre el doctor Antonio Ríos y el preparador físico Sergio Pardo. Ellos trabajan conjuntamente en la preparación de los motores de los jugadores para que estén a punto para cuando Francisco los necesite, y lo que se establece es un plan personalizado para cada futbolista según el estado de forma en el que han llegado del verano. A la preparación conjunta con balón y también la que el bloque hace físicamente, se unen una serie de ejercicios y actividades concretos para cada uno.
Esa es la función del Centro Andaluz de Medicina del Deporte, que está operativo durante todo el año con la mejor dotación de maquinaria, no solo para lo más mediático de recibir a los futbolistas del Almería. Con las puertas abiertas a los deportistas de élite y también a los federados, los doctores Pedro Calatrava y Lucía Valenzuela, junto a la enfermera Mari Carmen Ibáñez, destacan no solo por su preparación sino por el trato cordial que dispensan a los usuarios que se someten a sus pruebas. A ese equipo se ha sumado como refuerzo otro médico, Carlos de Teresa, llegado desde Granada e integrante de la Red de Centros, o sea, mismas funciones pero en la capital de la Alhambra en su día a día, durante unas jornadas haciéndose de la UDA y animando a sus jugadores.
La preparación física de los futbolistas se ha visto muy modificada con el paso del tiempo, cada vez más especializada y apoyada en las nuevas tecnologías. De este modo se prima más la calidad que la cantidad, pero para ello es necesaria una formación muy amplia en conocimientos tanto del rendimiento deportivo como de la fisionomía del que lo debe realizar. Una ingente cantidad de parámetros se cruzan y dan como resultado una puesta a punto lo más adecuada que se pueda imaginar para cada protagonista, lo que al mismo tiempo sirve para la prevención de lesiones. La temporada se hace muy larga y requiere un esfuerzo físico muy grande, y parte del mérito tanto del preparador como del cuerpo médico consiste en que el entrenador llegue completo de efectivos, como lo hizo Francisco el curso pasado.
