Está resultando muy complicado entrar en el equipo titular del Almería esta temporada, y quienes mejor lo saben son los futbolistas a las órdenes de Lucas Alcaraz. Por eso, todos se entregan a tope en cada entrenamiento buscando poner en un aprieto al técnico, primero a la hora de confeccionar la lista de convocados y segundo en la decisión de qué jugadores van de inicio en cada partido. Si esto lo vemos en el contexto de una plantilla que realmente es corta y a la que parecen haberse sumado de manera definitiva Jonathan y Pallarés, provenientes del filial, hay que reconocerle mucho mérito al entrenador rojiblanco.
Alcaraz se ha amoldado a contar con un colectivo de profesionales que le llega justo para cubrir una convocatoria, ya que a día de hoy, con llegada de Juanma Ortiz y con la incorporación desde pretemporada de Aleix Vidal, que había venido para el Segunda B, está compuesto por 18 efectivos. En este sentido el granadino ya ha dejado ver que el Almería es también el filial y que hay que tirar de futbolistas de cantera con total naturalidad. La ‘suerte’ del técnico es la de que los chavales también aprietan lo suyo cuando son llamados a los entrenamientos del primer equipo, y los ‘A’ saben que no tienen la ‘llamada’ garantizada cada fin de semana. El míster no ha dejado que la relajación se asome por el anexo.
Es cierto que a esto hay que añadir que lo natural es que se produzcan bajas por lesión y por sanción, y es precisamente en esos momentos en los que los menos habituales intentan demostrar que están preparados para mantener o incluso aumentar la competitividad del equipo. Son varios los ejemplos de futbolistas con hambre, todos ellos con posibilidades más que contrastadas de poder hacer grandes actuaciones en los partidos de la Unión, término éste último no solamente referido al nombre del Club sino a una actitud fundamental para lograr el ascenso.
