Ha engañado a Kiko Casilla en las dos ocasiones en las que ha lanzado el penalti, pero en el segundo el balón se ha ido alto porque el pie de apoyo le ha fallado. Se ha sentido fatal por ello, pero es el primero que reconoce que para marcar o para fallar hay que ser el lanzador. Eso sí, no oculta que habrían sido tres puntos muy importantes para el equipo ante un rival que sigue pensando que seguirá ahí, luchando por la permanencia, aunque ahora ya se ha ido un poco del Almería.
Sobre la jugada polémica, asegura haber escuchado perfectamente el silbato, y se ha quejado de que no se pueda protestar por nada, ni siquiera en situaciones tan claras como esa. El ímpetu normal de Francisco le ha valido la expulsión encima, pese a que todo lo acontecido no ha dejado lugar a la duda. Eso ha enrarecido aún más un partido que sabían que iba a ser difícil de ganar pero bueno para sumar tres puntos muy importantes.
En casa hay que hacer un fortín, y es importante comenzar por mantener la puerta a cero, tal y como se ha logrado a pesar de que el Espanyol ha dispuesto de varias ocasiones al principio. El trabajo defensivo considera que ha sido bueno, pero ha faltado rematarlo con algún acierto arriba para haber vencido, porque sus opciones ha tenido la UDA. Quiere pasar página, pensar en el partido de Copa y luego en el Betis, siempre con mentalidad ganadora y siguiendo el camino de noviembre, el de las sensaciones de salida de balón, de ofrecimiento de todos y de ganas de jugar.
