Si alguien pensó que era cierto que los recursos propios de la entidad rojiblanca se destinarían al gran proyecto de futuro de la Ciudad Deportiva, estaba equivocado. Después de que su equipo sumara solo un punto ante un rival directo, de que sean dos de nueve en la Liga, la comparencia presidencial no versó sobre lo acaecido en el terreno de juego ni sobre el futuro cercano en lo deportivo. Alfonso García fue abordado como en las grandes ocasiones, cuando se deja ver por zona mixta pidiendo sin pedir un micrófono. Fueron muchos, pero su mensaje principal no fue de queja al juego del equipo sino que se destinó a poner en seria duda la construcción de dicha infraestructura, a pesar de que Pepe Bonillo hablando de presupuesto destinó una gran partida para ello.
No es político, porque no tiene que ganar elecciones para ser el presidente rojiblanco. Es el propietario y por supuesto que es libre de gestionar su club como mejor entiende, pero si hay un mensaje con el que ha ganado adeptos ha sido siempre con el de la cantera y la Ciudad Deportiva. En sus palabras no hubo duda a la hora de asegurar que «los bancos ven a un equipo de fútbol y es como si vieran al diablo». Se queja sobre todo de que su empresa está saneada, que no le debe nada a ninguna entidad porque siempre paga, pero a pesar de ello se le mete en el saco con los demás.
Alfonso García no encuentra financiación para construir, y por mucho que haya cesión de terrenos, metros cuadrados patrimonio de la ciudad gratis para una empresa privada como es en definitiva el Almería, si los bancos no apoyan prestando el dinero no habrá nada que hacer: «en el fútbol hay financiación cero, política empresarial bancaria». Dice que la relación con el alcalde de Almería es buena, pero para hacer la Ciudad Deportiva hay muchas complicaciones porque entre un 40 y un 45 por ciento del presupuesto se tiene que destinar a pagar los impuestos con los que el Estado cree que castiga a un deporte que da mucho a España y que no es correspondido.