Seis meses los ha convertido en seis años, y así es todo en la carrera de Esteban Andrés Suárez. El astuariano recuerda como una de sus anécdotas predilectas que arribó a Almería parecía que para apurar su último año a gran nivel cuando el equipo estaba en Primera, pero de eso nada. Constante en el trabajo, firme en el esfuerzo, comprometido con el proyecto, sabe que se juega dentro y fuera del campo, y que ambas funciones son igualmente importantes. Así es normal comprender que sea el hombre récord del fútbol español con más de una década entrando en todas las convocatorias de todos los equipos por los que ha pasado, y amenaza con ser eterno bajo los palos, ya que su estado de forma es permanentemente alto. Desde mayo de 2003, lesionado en un entrenamiento del Atlético de Madrid, ha sido un fijo en las listas de sus correspondientes entrenadores.
No es de hierro, aunque lo parezca porque es intocable para las lesiones; no es frío, aunque solo lo hayan expulsado una vez en toda su carrera; no es el que mejores condiciones físicas tiene, aunque eso lo suple con dedicación máxima. Carbayón de nacimiento futbolístico y también de corazón, es muy del Almería porque reconoce que en el club le han dispensado un trato excelente en todo momento y que ha recibido el cariño infinito de la afición, incluso cuando no jugaba. Pero de eso ya ha pasado mucho tiempo, puesto que en el Sánchez Pizjuán estará de inicio su vez número 100 consecutiva. Dos temporadas completas en la Liga Adelante, la segunda con el añadido del play off de ascenso, dan una cuenta de 88 partidos, más los choques de esta temporada, que son 7, a los que hay que sumar los últimos cuatro del anterior paso del equipo por Primera División. Van 99, y salvo causa mayor verá por segunda vez en su carrera el centenar de titularidades consecutivas, ya que lo hizo en el Oviedo.
Esteban se queda con haber ascendido a la UDA entre sus mejores recuerdos, porque es algo que todavía no había vivido en su carrera, y más cuando fue él el que ocupó la portería el día del descenso a Segunda en el Coliseum Alfonso Pérez. No había jugado nada, pero sí fue alienado para ese partido por parte de Roberto Olabe, y apechugó con el mal trago de que las matemáticas ya fuesen inapelables para los rojiblancos. Los siguientes tres partidos también fueron para él, con un 0-0 ante el Villarreal, un 3-1 sobre el Mallorca y la amarga despedida de los estadios de élite en el Santiago Bernabeu, con un duro 8-1. No se quejó cuando no tuvo los minutos que posiblemente mereció, cuando Alves era un intocable en la portería almeriense, y no ha contado por qué Hugo Sánchez lo tenía en sus planes y lo alineaba de inicio hasta que desapareció de la titularidad con más misterio que razones achacables.
Ha hablado para los medios de muchas cosas, pero más que sobre su persona y sus logros quiere centrarse en recomendar al equipo que no piense en que tiene únicamente 3 puntos en la clasificación a la hora de saltar al césped de Nervión. De lo suyo hay para un libro, protagonista de uno de los penaltis más significativos en el fútbol español al descender al Atlético a Segunda, como ya publicó este medio cuando Esteban, no él sino el míster, ‘Boquetón’ de mote, trajo a González como preparador de porteros. Ha valorado al Sevilla, y no sabe si sería muy negativo irse al parón antes de recibir al Rayo porque lecturas, en esto del fútbol, hay tantas como profesionales y aficionados. Eso sí, y hablando de algo que controla muy bien como es el tiempo, ha recordado que la liga es muy larga y que llegarán momentos buenos, como igualmente se repetirán los momentos malos similares al que ahora vive su Almería del alma.
