El camino está marcado con curvas que no serán una sorpresa para el transitar de los hombres de Francisco, puesto que a nadie escapa la complicación que entraña visitar los feudos de Real Sociedad y Valencia todo seguido. José Antonio García Rabasco, conocido futbolísticamente como Verza, se resiste a la caída porque sencillamente no tiene obligación de producirse. Se han hecho méritos, hay calidad suficiente y falta tan solo muchas dosis de autoestima que se inyectarán cuando se logre el triunfo primero de la temporada. El nacido en Orihuela sabe que tienen que demostrarse a si mismos que componen un gran equipo, un gran conjunto, y eso sigue viviendo en las miradas cómplices que se intercambian los miembros de la plantilla.
Según el cerebro del Almería, el vestuario sabe que puede salir de ahí abajo, y qué mejor piedra de toque que Anoeta, escenario al que van convencidos de sumar los tres puntos. Del cuadro txuri urdin asegura que es un rival complicado, equipo de Champions que el año pasado hizo una temporada enorme, con buenos jugadores. Eso sí, en Liga no están tan finos, así que sea como fuere la UDA quiere mirarse a si misma y tratar de hacer un buen partido, serio, y encontrar buenas sensaciones. Sin ir más lejos entiende que este equipo tiene lo necesario y lo ha demostrado en los primeros partidos, y ha agradecido la visita y las palabras del presidente Alfonso García.
La presión es una compañera de viaje demasiado pesada, y se conoce que les puede pasar factura hecha nerviosismo, ante lo que cabe intentar manejarlo todo y estar tranquilos en cuanto empiece a rodar el balón. Sacar orgullo, pero también todo lo demás que cada uno individualmente tenga dentro, cualquier cosa que sirva para conseguir la añorada primera victoria. Una vez que llegue la vida será más sencilla, y los ánimos estarán más calmados, incluidos los de los tres o cuatro aficionados muy jóvenes que incluso llegaron a zarandear el coche de algún jugador cuando se marchaba del estadio tras perder con el Rayo con su familia dentro. Verza tiene claro que no se puede perder la cabeza.
