El cuarto mejor equipo a domicilio está necesitado de darle una alegría a su afición, puesto que el en primer partido se dejó despertar a los fantasmas de los descuentos de la temporada pasada, eso ante el Espanyol, en el segundo no fue capaz de doblegar, con todo a favor, al Córdoba, y en el tercero cayó con honores ante el vigente campeón, el Atlético de Madrid. Por ello, tras las victorias fuera, en Anoeta y Riazor, ambas norteñas y aguerridas, con oficio y una pizca de buena suerte, lo que se quiere es confirmarse en propio feudo. Realmente ya toca, encima ante un rival de los que siempre recuerda cuentas pendientes, y encima la oportunidad de mudarse al barrio noble de la clasificación es irrenunciable.
De ganar el Almería se iría a los dobles dígitos, a los once puntos, en siete jornadas, o sea, estaría en un poco más del 50% de los puntos que se han puesto en juego hasta el momento así como del cuarto de permanencia. Los puntos valen lo mismo ahora que al final, y los que se meten en el zurrón ya no salen. La renta por ahora es muy buena, pero puede ser aún mejor y así coger el estatus de equipo medio-alto. No hay nada como coger una dinámica porque el creérselo te hace ser mejor, los rivales te respetan y te temen y los equipos revelación, un apelativo que por ahora está libre en esta Liga BBVA, finalmente logran sus objetivos. Eso sí, todo ello debe pasar como pedía Verza, sin incurrir en el peor error, el del exceso de confianza.
La pelea es por la permanencia, que nadie lo olvide, pero el ir demasiado sobrado en el inicio liguero, incluso más de lo que los puntos indican y eso que no son pocos, eleva las expectativas. La utilización de ese aspecto es lo que demostrará la inteligencia del equipo, léase madurez, puesto que de hacerlo positivamente puede tener beneficio solo visto en la época de Unai Emery, y de hacerlo en sentido contrario puede matar todos los brotes que han surgido. La semana encima ha tenido paso por los muros históricos del actual Juan Rojas, antes Franco Navarro, aquejado de aluminosis pero de espíritu futbolero siempre vivo por todos los conjuntos que han pasado por ahí como locales. Dubarbier se rindió a ello, Francisco recordó sus galopadas y la UDA sueña.
Por parte rival, un nombre propio, el de su entrenador Fran Escribá. Verza ha sido el que más se ha pronunciado, a la hora de definir al Elche como típico equipo Escribá. Cabe poco más que decir, porque en ello viene implícita la disciplina, el orden, la estrategia, la velocidad y la capacidad defensiva. Los ilicitanos ascendieron en el Mediterráneo con una marea de aficionados un domingo a mediodía. Han sido los rivales directos del Almería en no pocas temporadas, pero sobre todo las últimas, y ahora llegan necesitados. Su míster no escatima importancia al choque: «son tres puntos muy importantes y no se nos pasa por la cabeza otra cosa que no sea ganar». A eso añadió que su equipo, «pese a las tres últimas derrotas consecutivas, llega a este partido con la misma ilusión que si viniese de encadenar tres victorias, aunque ha sido una semana muy dura».
La preparación psicológica de su equipo pasa por no pensar «en nada que no sea ganar», a lo que suma que «las dudas se generan fuera del vestuario». Valorando la estrategia del Almería, el balón parado va a ser un arma de doble filo y lo sabe en un duelo de lo que considera iguales. Su preocupación, no recibir goles, puesto que en todos los partidos ha salido perforada, pero ya ha pasado por el rodillo de Real Madrid y FC Barcelona. Para Almería se trae a los porteros Manu Herrera y Tyton, a los defensas: Damián, Lombán, Pelegrín, Cisma, Albacar, Enzo y José Ángel, a los centrocampistas: Mosquera, Adrián González, Rodrigues, Fajr, Pasalic y Víctor, y a los delanteros Coro, Jonathas, Cristian y Álvaro.
Árbitro: DEL CERRO GRANDE-CARLOS Comité Madrileño
Cuarto Árbitro: GÁLVEZ RASCÓN-DAVID Comité Madrileño
Asistente 1: YUSTE JIMÉNEZ-JUAN CARLOS Comité Madrileño
Asistente 2: ÁLVAREZ CANTÓN-ABRAHÁM Comité Madrileño
Delegado-Informador: BERNABÉ GARCÍA-GREGORIO Comité Murciano
