Hoy era la despedida oficial entre todos los integrantes de la plantilla rojiblanca, ya que la UD Almería, en su parte deportiva, se va de vacaciones con muchas interrogantes abiertas. Otra cuestión es la de los demás empleados del club, que deberán ‘recoger’ todo antes de cerrar la sede durante un par de semanas y así regresar con fuerzas renovadas para afrontar una nueva campaña de abonos que debería ser definitiva para el despegue de la UDA.
El primero en salir de las instalaciones del estadio, tras haber permanecido en el vestuario por un margen de 30 minutos, ha sido Esteban Vigo, que ayer no dijo que no en cuanto a repetir como míster para la próxima temporada, pero que todavía no tiene nada negociado con Alfonso García y su gente. Junto a él, su inseparable Antonio Méndez, y unos minutos más tarde salía José González, el preparador de porteros también llegado con el ‘Boquerón’.
Una vez que el cuerpo técnico llegado para conseguir el play off se ha marchado, ha sido el turno de los jugadores, todos ellos portando bolsas que contenían sus enseres más cercanos, bien para despejar del todo el vestuario porque no van a regresar a habitarlo, bien por conservar cerca un material que guardarán como recuerdo de una temporada que debe servir para aprender. Eso sí, es cierto que, aunque la misión de todos no se ha alcanzado y el fracaso es compartido, sí es necesaria una recapitulación de acontecimientos y decisiones en otras esferas para no volver a cometer los mismos errores.
Escalonadamente se ha ido produciendo la salida de todos los futbolistas y del resto del staff técnico, junto con el equipo médico, hasta que no ha quedado nadie en las entrañas del estadio que anoche digirió no poder aspirar al soñado ascenso de nuevo a Primera División. Caras tristes pero al tiempo de cariño hacia los compañeros son las que se han apreciado esta mañana, demostración de que se ha tratado de un vestuario unido y sin grandes estridencias en su funcionamiento. En el interior del mismo se han vivido momentos «entrañables y muy emocionantes», según cuenta la web oficial del club, ya que el acceso al ‘santuario’ de los jugadores es, como es normal, restringido. La información ofrecida por www.udalmeriasad.com habla de que no se «pudieron contener las lágrimas».
Efectivamente, los rasgos que la emoción deja dibujados en los rostros eran todavía visibles ya en el paso por zona mixta, en la que todos se han detenido para mandar un último mensaje o realizar una última lectura de lo que ha sido su lucha esta temporada. Esteban Vigo se ha despedido uno a uno de todos ellos, habiendo destacado tras el partido ante el Alcoyano la calidad humana del grupo humano, algo que les ha vuelto a recordar hoy mismo en persona. No es algo que se pueda negar el grado de amistad entre casi todos los integrantes del colectivo de jugadores. El único ausente, con permiso del club desde hace unos días, ha sido Goitom, que adelantó su viaje a Suecia para recibir allí un tratamiento específico de recuperación de su hernia discal, en manos de un fisioterapeuta de su confianza y con los consejos del doctor Ripoll.
Entre fotos, comentarios, firmas de camisetas de los propios compañeros y seguramente el recuerdo de alguna jugada concreta de algún partido preciso, han ido pasando sus últimos minutos juntos hasta el próximo curso algunos y ya para siempre otros. Especial protagonismo han tenido los miembros del filial, que durante estas últimas semanas han entrenado y compartido vestuario y han estado plenamente integrados con los del primer equipo. En breve se irán conociendo los detalles de la próxima campaña, las altas, las bajas y quizá la estructura, pero ante todo la suerte se la deseamos desde esta redacción tanto a Bernardello como ha Juanma Ortiz, que van a ser padres por primera vez en este mismo mes de junio y en el siguiente de julio respectivamente. Rafita estrenó esa condición esta misma temporada, ya vestido de rojiblanco.