En un entrenamiento en el que los jugadores del filial casi son mayoría, preparando el choque de las bajas ante el Lugo, Casquero ha vuelto a dar otra exhibición de mando y fuerza, además de compromiso. Muy alejado de algunos de los comentarios malintencionados sobre su falta de acople con el equipo y de poca adaptación a la ciudad, desarrolla sus dotes de profesional del fútbol, un oficio en el que lleva enrolado demasiado tiempo como para que esas cosas externas le puedan suceder o cuando menos que le puedan afectar. Su marcha ha sido siempre la misma, en la titularidad o en la suplencia, y su ejemplo queda para los chavales del B.
Han sido, además de Raúl García que ha entrenado al margen junto a Corona y Aleix Vidal, los defensas Alcalá y Rubén Primo, el medio Alberto Martín y los atacantes Edgar y Jonathan. La falta de medios centros afecta a la línea de zagueros, y el once parece cantado ante los gallegos. Al menos sí que atrás está claro que actuarán de inicio Gunino, Trujillo y Marcelo Silva, puesto que Mejía pasaría al mediocentro como pareja del talaverano. La única duda es si el lateral zurdo lo ocupará Raúl García, si se repone del todo, o el ya curado pero fato de ritmo Chistian, que no ha ocultado para nada estar como loco por volver al equipo porque se encuentra muy bien y con ganas de ayudar. Soriano y Charles son intocables a día de hoy, sobre todo por su racha goleadora, y las bandas serán para Carlos Calvo y Aarón.
En esa formación titular Casquero sabe que tendrá que tirar de galones de experiencia y comandar la nave rojiblanca, si bien no tiene ninguna duda de la capacidad competitiva de todos los que le van a rodear: «lo hemos demostrado en una competición como la Copa del Rey, en la que entraban ocho jugadores nuevos». Para el medio, «estamos ya en diciembre y es normal que haya sanciones y lesiones, y tenemos que demostrar, si somos un equipo que quiere estar arriba, que cualquiera que sale lo puede hacer bien y se pueden seguir ganando partidos». Es una máxima necesaria para el ascenso, porque al final de la temporada todos habrán tenido que colaborar según sus posibilidades.
Dejando atrás las conjeturas sobre posibles enfrentamientos con el míster, no ha dudado en cargarlo de razón en sus expresiones sobre «la ley del mínimo esfuerzo», así como a su compañero de unos metros más arriba en el césped, Soriano, y su «falta mala leche». Con las grabadoras y micrófonos delante habla como si no estuvieran y es claro, eliminando paños calientes: «no corremos, nos tenemos mala leche., falta de todo». Esto, como todo en la vida, tiene sus matices: «no hay que sacarlo de contexto; ni somos un equipo que anda, ni somos un equipo que… en determinadas situaciones, se refiere a que cuando tenemos un equipo para matarlo hay que ser más contundentes, tanto atrás como delante».
Hay demasiado peso en ese vestuario rojiblanco como para permitir un desmadre a la española, así que mejor las cosas en su sitio: «hay que tener más concentración y vivir quizás más las situaciones de partido, no sacar ni creer que éste es un equipo cómodo, porque no lo es, porque se esfuerza muchísimo, entrena muy bien y porque hace muchas cosas bien; por eso vamos segundos». La clave están en que cree que «son matices que hay que corregir, pero no ponerse dramáticos porque vamos segundos, a cuatro puntos del líder, con 34 puntos, y una situación buenísima de ascenso directo y a falta de pocas jornadas para que acabe la primera vuelta nos podemos poner con una cantidad de puntos importantísima para ojalá poder ascender directos, que sería un sueño, que es algo que nosotros estamos deseando».
El rojiblanco, que de esto sabe un rato y que soportó la presión absurda desde la grada de El Sardinero sin resentirse lo más mínimo, pidió «tranquilidad, apoyo al equipo y confianza en un bloque que tiene 34 puntos y va segundo», insistiendo, eso sí, en que «sí que tenemos que corregir, por supuesto, pero seguro que tiene más que corregir el Villarreal y otros equipos que están hechos para ascender, con más presupuesto y que van peor que nosotros». Es la palabra de un veterano al que ninguna situación le coge de nuevas y que ha corrido por todos los campos de España y de media Europa, así que algo de fundamento seguramente tendrán detrás.