Uno de los rostros más serios en el vestuario rojiblanco es el de Carlos García. El zaguero barcelonés no puede ocultar su descontento con la situación actual que atraviesa el Almería, club al que llegó una temporada antes del histórico ascenso para colaborar en cambiar el caché del equipo, que pasó de pelear por no descender en las dos anteriores a quedar sexto. Fue un aviso de lo que sucedería un año después. Eran tiempos para estar felices, como los de la estancia en Primer División, excepto cuando Hugo Sánchez decidió defenestrarlo en el banquillo y tuvo que salir cedido al Betis para poder jugar. Regresó a la temporada siguiente, y padeció el descenso, porque nadie puede negar que sienta los colores como el primero.
Precisamente por eso es posible que sienta un poco más de responsabilidad que gran parte de la plantilla, y no puede evitar sufrir con su Almería: «no estamos en el mejor momento de ánimo, lógicamente, pero bueno, hay que empezar ya a ser optimistas para intentar ganar el siguiente partido, no queda otra; mirar para atrás no sirve para nada; no estamos para tirar cohetes, yo creo que nadie está contento con la situación y eso se refleja en la cara». Cuando se gana todo son risas y cuando se lleva tanto sin ganar es normal que haya menos sonrisas. Pero lo importante es estar convencido de que hay que tornar la situación: «que cada uno mentalmente se haga su idea, como que empieza una nueva liga desde el sábado, pero lo que hay que hacer es intentar recortar esos puntos para acabar en playoff».
Buscando algo positivo sobre lo que levantar al preparación mental para el sábado está que regresa Leo Ulloa, que está claro que «es bueno que esté con nosotros, pero tampoco nos garantiza que vayamos a ganar el partido», pero también se puede mirar el último partido disputado ante el Villarreal B, en el que la UDA echó por fin el cerrojo a la puerta: «sobre todo ha habido partidos que no nos han llegado apenas y nos han marcado, y yo creo que el otro día tuvieron dos ocasiones, un córner, ya no la puerta a cero, sino que no pisaron casi el área, por lo que yo creo que el equipo hizo un trabajo defensivo muy bueno contra un equipo que jugaban sin presión, que son chicos que se quieren mostrar, partido televisado, que tienen mucha posesión de balón, mucha movilidad, técnicamente un nivel altísimo todos sus jugadores y la verdad es que no era un partido fácil para conseguir eso». Esta lectura en positivo se completa con que se generaron ocasiones de gol aunque no se transformaran y con que la segunda parte fue «bastante buena, lo que nos sirve para ser un poco más optimistas».
Obligados ya al triunfo, el rival que toca da la casualidad de que va último y que iguala la racha de ocho sin ganar que presenta el Almería, pero para nada hay que fiarse del Cartagena: «para mi tienen un buen equipo; es un poco quizá algo similar a lo del Tenerife del año pasado, pero son capaces de ganarle a cualquier equipo». En la primera vuelta no se le puedo ganar y sólo se empató en el Mediterráneo, y ese antecedente abunda en la idea de que «va a ser un partido complicado, como todo lo que queda desde ahora». Eso junto a que si a los rojiblancos les hace falta ganar, a los cartageneros ni qué decir tiene que también: «a ellos les quedan muy pocas opciones y van a intentar ganar el partido sí o sí».
Pero en esta liga nunca se sabe si es mejor enfrentarse al último o al primero, así que el Almería va a tener a los dos seguidos. Este fin de semana se visita Cartagonova y la siguiente se recibe al Deportivo de Oltra. Está claro que no ser capaz de doblegar a los de la cola puede ser un golpe moral muy duro: «si ganas, bueno, y si pierdes, malo, eso lo hacemos bueno o malo nosotros mismos; si vas contra un equipo que está último o penúltimo clasificiado y no consigues ganar y tienes dos rivales fuertes seguidos… pues anímicamente te puede hacer daño». Yendo un poco más allá en el horizonte, que quizá sea lo mejor,» lo imporatnte es sumar el máximo de puntos de aquí al final, y lógicamente si es contra rivales directos o de la parte de arriba quizá sean más importantes por el nivel anímico y porque sumas y los otros no».
Y también está la importancia mental de acabar con la racha: «es cierto que miras nueve partidos sin ganar y se haría largo, pero a ver qué dicen los números, y si los números dicen que aún estamos cerca pues hay que estar ahí hasta el final pase lo que pase; todo cambiará el día que llegue la victoria, claro; si tarda en llegar hasta la última jornada pues mal, pero si la conseguimos dentro de poco y esperemos que llegue ya, sobre todo por méritos del equipo, quizá cambiará todo un poco». Sólo ha vivido algo similar en uno de sus dos años en el Poli Ejido, y ninguna más en toda su carrera.
Y de lo de la importancia del partido acrecentada por la posibilidad de no depender de si mismos para llegar al objetivo, Carlos García prefiere restar trascendencia: «sí pero me da igual depender de otros si al final entramos en playoff, o sea, que hay que ganar sobre todo para cortar la racha, para ser un poco más optimistas todos, para intentar volver a entrar en playoff y para intentar asegurar el máximo número de puntos posibles de aquí hasta el final». Su experiencia es ya un grado, a pesar de que todavía le queda muchísimo fútbol en sus botas. No en vano el catalán cumplirá 28 años al final de este mismo mes de abril, lo que supone una edad magnífica para un central, mezcla de juventud y veteranía, sobre todo en su caso, con muchas temporadas acumuladas en la élite.
Y como buen canterano del Espanyol, no puede sino que ‘pasar’ del Barça – Madrid que se disputará después del choque de Cartagonova: «para el espectáculo, que la liga siga abierta hasta el final, y luego me da igual quien la gane, pero que el Espanyol juegue Europa League y que nosotros ascendamos».