Era el día 12 de junio de hace cuatro años cuando el equipo rojiblanco se estrenó como mundialista. Corría el minuto 75 del Nigeria – Argentina cuando Kalu Uche ingresó en el terreno de juego sustituyendo a Taye Taiwo en el intento de igualar el tempranero gol de Gabriel Heinze, que había llegado en el minuto 6 de partido. Las Águilas Verdes perdían finalmente ese sábado su primer partido del Grupo B, y los dos siguientes Uche fue titular y marcó.
La suerte de su selección no cambió, ya que cinco días más tarde volvió a perder, esta vez ante un combinado europeo como es Grecia, con un marcador de 2-1. Con todo, Kalu hizo gol para su país en el minuto 16 de partido, pero las fuerzas de los nigerianos se mermaron con la expulsión de Sani Kaita en el minuto 33 con una roja directa que cambió el panorama. En el último minuto antes del descanso los helenos empataron mediante Dimitrios Salpingidis, y en la segunda parte llegó la sentencia, ejecutada por Vasileios Torosidis en el minuto 71.
Tras esos resultados el pase a los octavos quedaba muy complicado para Nigeria, que apuró sus opciones en el tercer partido, jugado el día 22 de junio, sin tampoco lograr la victoria. Al menos no se fue de vacío del primer Mundial disputado en su continente, puesto que empató a dos goles con Corea del Sur, uno de esos tantos obra igualmente de Kalu Uche, y otra vez abriendo el marcador, ahora en el minuto 12. Los coreanos voltearon el resultado con tantos de Jung Soo Lee en el minuto 38 y de Chu Young Park en el 49, pero las Águilas finalmente hicieron el empate mediante un penalti transformado por Yakubu Aiyegbeni en el minuto 69.
Uche superó los 200 minutos de juego en una Copa del Mundo, un sueño para cualquier futbolista, y encima hizo dos goles en otros tantos partidos en los que su seleccionador, el sueco Lars Lagerback, lo puso de inicio. El arranque de partido para él fue muy bueno, ya que en esa parte del choque hizo sus dos tantos, los mismos que lo colocan empatado al frente de goleadores nigerianos en mundiales junto a Daniel Amokachi, en su caso en los de EEUU y Francia, años 1994 y 1998, y de Emmanuel Amunike, también en EEUU.
Fue aquella la época dorada de Nigeria, ganadora de la Copa de África ese 1994 y del oro olímpico en Atlanta en 1996, si bien en el Mundial cayó en los octavos ante Italia por 2-1 en la prórroga. Kalu Uche, un futbolista que ha hecho poco ruido y que ha sido blanco fácil para las críticas, dejó su sello en la historia futbolística de su país, que contó con él tras haber hecho su mejor marca goleadora en la Liga BBVA enrolado en las filas del Almería. En concreto metió 9 tantos ese curso, el quinto consecutivo de los seis que estuvo de rojiblanco, goleando en el Santiago Bernabeu y haciendo doblete ante el Villarreal. La sexta temporada fue la del descenso y se marchó después al Neuchâtel Xamax de Suiza antes de regresar al Espanyol, su equipo originario en España.
Ahora le sucede como mundialista otro producto de la UDA, y da la casualidad que de su misma nacionalidad y la Copa del Mundo siguiente. Él es Ramón Azeez, una de las perlas rojiblancas, confirmado hace escasas horas como uno de los integrantes de la lista definitiva de 23 jugadores que conforman las Águilas Verdes. Nigeria lo ha llamado después de mucha confusión y con solo 21 años de edad, está llamado a romper registros en su país. Esta convocatoria se la debe a la confianza que Francisco ha depositado en él durante la liga que acaba de cerrarse con la permanencia rojiblanca, la que ha sido la de su debut al máximo nivel y en la que incluso ha hecho goles.
Nigeria formará parte del grupo F de este Mundial de Brasil con grandes opciones de clasificarse para la siguiente fase. Argentina es la gran favorita por delante de los nigerianos, que tendrán que enfrentarse además a Bosnia e Irán. La demarcación de Azeez será diferente a la que ocupa en el Almería, ya que se le otorga un rol más ofensivo. Ha demostrado tener llegada, con dos tantos que han valido su peso en oro para el Almería, ambos casualmente ante el Betis, el primero en el Benito Villamarín para el 0-1 y el segundo en tiempo de descuento en el Mediterráneo para el 3-2. El de la ida en Sevilla fue un disparo lejano y el de la vuelta en Almería un cabezazo certero a centro de Soriano.