El mediocentro rojiblanco tiene la esperanza depositada en que la victoria en casa vuelva a llegar y que así se logre sumar de tres en tres en el Mediterráneo. Ello supondría dejar para el fin de semana una estela de cuatro puntos y desde ahí a ver qué hacen los demás equipos implicados en el ascenso a Primera División. No le asusta la competencia, sino que lo motiva. El cambio de cromos entre Casquero y Pallardó, que viene a discutirle la titularidad, es algo normal y así se lo toma, ya que a pesar de que reconoce que se encuentra en un gran año en lo personal, al final lo importante es el equipo.
Cierto es que no se le ha olvidado su faceta creadora, como tampoco lanzar faltas. Ambas cosas las realiza a las mil maravillas, pero en este Almería su rol, siempre titular, siempre disponible, siempre en juego excepto cuando tuvo que salir en Gijón y Elche por lesión, es el de contener. No hay que olvidar que cuando ha coincidido en el doble pivote con Mejía sí que ha jugado más adelantado y ha conseguido marcar goles, algo que echa de menos, porque a todos lo jugadores les gusta, pero sin dejar de insistir en que está cómodo y conforme en la posición más retrasada en la que se encuentra.
Con respecto al Sabadell, no es que haya cuentas pendientes, pero sí pretende que la UDA saque el amor propio al recordar que los arlequinados les pasaron por encima siendo más listos y sabiendo jugar el partido de la primera vuelta. No es una revancha, porque en definitiva de lo que se trata al fin y al cabo es de tres puntos más, exactamente iguales que los que se perdieron el lunes ante el Real Madrid Castilla. No en vano, lo trascendental es que si se vence se reencontrarán con la senda de la victoria en casa, algo que no sucede desde el pasado día 25 de noviembre. Verza en estado puro.
