Ni Manolo Escobar ni David Bisbal. El mayor músico que ha dado Almería fue, es y será José Padilla Sánchez, conocido como el Maestro Padilla. Como los dos primeros tuvo que irse de aquí para triunfar. Pero a diferencia de aquellos, él era un auténtico creador. Compositor y pianista, suyas son unas 400 canciones y 60 obras escénicas. Algunas como La violetera, Valencia, El relicario o Ça c’est Paris están en la memoria colectiva de millones de personas. Algunos, como Charles Chaplin, tararearon tanto un tema de Padilla que llegaron a pensar que era suyo. Esta tarde, su sobrina presenta un libro que busca rescatar del olvido al maestro.
- El maestro Padilla, al piano.
Durante toda la semana, la Fundación Cajamar ha estado realizando actos y publicando informaciones, datos y detalles sobre el compositor nacido en una casa que daba a la plaza de San Pedro, en 1889. Pero el acto central es esta tarde en el salón de actos del Centro de Cultura de Cajamar(Puerta de Purchena, 10). La sobrina del genial artista almeriense, Eugenia Montero, presenta El dibujo del alma, un libro especial que recoge literatura, pintura y música.
Junto a 16 relatos influenciados por la obra de Padilla, también incluye 16 ilustraciones pictóricas del catalán Modest Cuixart, e imágenes del egipcio Yahia Ramdan o el turco Sukrü Karaküs. Y es que, a diferencia de lo que ocurre hoy a muchos almerienses, a Padilla le fascinaba la otra orilla del Mediterráneo. En la solapa del libro está el CD Padilla Mediterráneo con música dedicada al Mediterráneo Oriental, a países que visitó, en los que actuó, y que dejaron en él una impronta reflejada en el disco.
El acto y el libro servirán para re descubrir a un genio que, con 14 años se fue a Madrid a seguir su carrera musical. Que completó su formación en Roma y París o que creó escuela en Buenos Aires con sus tangos, grabando con el mismísimo Carlos Gardel.
Pero fue en París donde pasó la mayor parte de su vida, también la artística. Creó temas para los grandes de la primer tercio del siglo XX, como Josephine Baker o Maurice Chevalier. Tanto hizo por la música en Francia que le ofrecieron la nacionalidad francesa en una época (durante el Franquismo) que no era fácil estar orgulloso pero como él mismo dijo en una entrevista: «he sido y siempre seré español». Con todo, allí murió en 1960.
Charles Chaplin usa su ‘La violetera’ sin permiso
- Cartel de la representación de ‘Valencia’ en el Moulin Rouge.
Junto al éxito internacional de su obra, declarada de Interés Universal por la UNESCO en 1989, el acto seguro que repasará más de una de las miles de anécdotas que vivió Padilla. Una refleja bien el impacto que tuvo su música. Charles Chaplin, Charlot, usó una versión instrumental de La violetera en su primera película sonora Luces de la ciudad. Pero lo hizo sin contar con la autorización de Padilla que le demandó hasta conseguir una indemnización. Charlot se mostró extrañado de que un tema así hubiera sido compuesto por un extranjero.
Pero quizá su mayor éxito fue Valencia. Estrenada en un principio en 1924 en un libreto de una zarzuela, llegó hasta las manos de la cantante francesa Mistinguett que la hizo famosísima en sus noches en el Moulin Rouge. Sólo en la vecina Alemania y en un año, se vendieron 22 millones de discos. Otra de sus canciones, El relicario, la usó como banda sonora el candidato republicano a la Casa Blanca, Dwight Eisenhower, que acabó siendo presidente.
En una vieja entrevista concedida a El País, su sobrina relata: «Le recuerdo siempre al piano. Tenía su partitura en blanco y un lápiz y una goma. Tocaba el piano, paraba y empezaba a reflejar las notas con el lápiz. A veces, utilizaba la goma un poquito. Cuando quedaba satisfecho, pasaba las notas a pluma en otra partitura. Ésa era la partitura definitiva». Esta tarde, será el homenaje definitivo al mayor músico que ha dado esta tierra.
