El fotógrafo israelí Ilan Wolff, conocido internacionalmente por sus trabajos realizados con la antigua técnica de la cámara oscura, ofrece este viernes (a las 20:00) a los que acudan al Castillo de Santa Ana de Roquetas de Mar una experiencia diferente. Acostumbrados como estamos a las cámaras fotográficas digitales, hemos perdido por el camino, buena parte del arte que ofrece la fotografía. Wolff dará una conferencia titulada La magia de la fotografía. Los asistentes podrán contemplar el proceso de realización de una fotografía estenopeica, mediante una demostración realizada por el artista israelí.
Nacido en Nahariya, Israel, Ilan Wolff estudió en la Escuela de Arte de Haifa (Israel). Desde 1981 se especializó en la técnica fotográfica de la cámara oscura, como se hacía a finales del siglo XIX. Su obra se encuentra expuesta en algunos de los museos más importantes del mundo, como el Museo del Eliseo en Suiza o el Victoria & Albert de Londres. Ha participado también en multitud de exposiciones individuales y colectiVa en España (como en ARCO), Francia o Gran Bretaña.
En una época cada vez más mediatizada por el discurso de las marcas y la búsqueda de la última máquina, sorprende desde luego encontrarse con un fotógrafo de reconocimiento internacional al que no le interesa mucho la máquina sino la magia que es capaz de producir una simple caja.
Las actuales cámaras fotográficas, analógicas o digitales, encuentran su anclaje en la técnica de la cámara oscura. Principio incluso anterior al descubrimiento de procedimientos químicos que permitieran fijar la imagen obtenida mediante dicha técnica. La implicación de Wolff con este arte, su búsqueda de “otra realidad” le lleva a convertir incluso su furgoneta en una cámara oscura y laboratorio; es cuanto menos llamativo acercarse a su vehículo y descubrir los orificios o estenopos desde donde él practica “su magia”.
Para Ilan Wolff la fotografía es su gran pasión y su vida. El uso de esta técnica por parte del fotógrafo parte de una filosofía particular: la de involucrar su entorno, la naturaleza, en el proceso de creación de la imagen, lo que le lleva como decimos a prescindir de la tecnología como elemento añadido en el proceso. Wolff usa cajas, latas, incluso pimientos rojos en los que introduce papel fotográfico. No sabe cuál puede ser el resultado final… ahí reside la magia. Pero nunca pierde el control.