Hay algo más que pollos asados. Almería no ha escapado a una de las consecuencias de la vida moderna: el descuido del placer de comer. Horarios alocados, familias que no se ven hasta la noche, separados que hacen mas vida fuera que dentro de casa y muchas, muchas prisas. Así no hay manera de comer bien en casa. Ahora hay una alternativa: A fuego lento.
Situado junto a la nueva sede de los juzgados de El Ejido y a escasos 100 metros de El Corte Inglés, lo primero que llama la atención de A fuego lento es el exterior. El escaparate está cubierto de los nombres de algunos de los platos que ofrecen dentro serigrafiados en diferentes tonos de negro y salpimentados por algunos en rojo, como cochinillo, pollo al romero o mousse de chocolate y naranja.
Una vez dentro, el blanco llena la sala de despacho, lo que hace que la vista se vaya a la vitrina que, tras el cristal, promete tantos placeres. Que si ensalada de frutos secos y queso azul, que si langostinos con arroz al curry, que si piña y kiwi al aroma de cítricos. Pero también, unas lentejas de toda la vida o la eterna tortilla de patatas.
Y es que en A fuego lento se han empeñado en unir tradición con modernidad. De la primera se encarga el saber hacer de Paco Vozmediano, uno de los veteranos cocineros del mítico y ya desaparecido restaurante El Segoviano, en Almerimar. Paco está poniendo su sabiduría en este proyecto y reconoce que la noche anterior no pudo dormir bien. De la segunda se encarga Yolanda Jiménez. Pertrechada de años de probar nuevas recetas (en su casa hay más libros de cocina que de literatura), se apasiona cuando ve un documental de El Bulli pero no reniega de la tradición culinaria de esta tierra.
“La comida es arte pero también artesanía, se pueden conjugar los ingredientes de siempre de otra manera”, dice la copropietaria del local junto a su hermana Carmen. Lo demostraron el domingo pasado. Aunque no abrían hasta el lunes siguiente, ese día invitaron a amigos y familiares a descubrir como es un sitio de comidas para llevar pero que cocina a fuego lento.
Sobre la vitrina Jordao que da un toque de estilo al local, se alternaban caramelos de chistorra (en serio, un niño los podría confundir con una golosina por su aspecto y un adulto por su sabroso interior), con las tradicionales croquetas, o los langostinos enbridados de albahaca y pasta filo con unas bolas de mejillón. La orgía gastronómica acabó con una arroz negro espectacular.
La intención de los dueños de A fuego lento es ofrecer un menú diferente cada día, complementado con varios platos fuera de la carta. Los fines de semana harán platos especiales, para ocasiones especiales, como el arroz, cordero, rabo de toro, tartas caseras… También abren por las noches, porque a los problemas mencionados en el primer párrafo, se une que a esas horas, da pereza cocinar. Piensan además, ofrecer sus servicios de catering para los eventos que quieran ir más allá de los platos de jamón y queso.
Al salir de allí, atiborrado de sabores, texturas y aromas, uno hace cálculos y se da cuenta de que los 6,90 euros que cuesta el menú diario es nueve céntimos más barato que un Big Mac. No hay color, y menos sabor.
* Con este artículo iniciamos una serie donde intentaremos recoger todas las aperturas de locales, no sólo gastronómicos, que se produzcan en Almería y que tengan algo que ver con el ocio y la cultura. Si tiene alguna pista, avísenos a cultura@almeria360.com.
Un comentario
Cuando vaya a España quiero ir ahi!!!