Si Freddie Mercury hubiera estado anoche en el Auditorio de El Ejido, habría salido satisfecho. El espectáculo Queen Symphonic Rhapsody enloqueció a los asistentes que casi llenaban el teatro con más de 30 temas de la mítica banda británica. Fue un excepcional estreno para el Festival de Teatro y eso que había sus dudas.
Era una apuesta arriesgada inaugurar la XXXV edición del Festival de Teatro de El Ejido con una obra que no es teatro, ni siquiera es un músical. El espectáculo de la One World Symphonic Orchestra, junto con la Rock Band, venía a tocar los temas de Freddie Mercury y su banda, pero tampoco era un concierto al uso.
Además, el inicio fue preocupante. Con una pobre puesta en escena, abrió la noche la soprano Graciela Armendáriz. El primer intento de unir ópera con rock no cuajó. Después apareció sobre el escenario Thomas Vikströn, líder del grupo de heavy metal Therion. Amenazaba una noche de karaoke de barrio. Pero fue un espejismo, desde el fondo de la sala entró un torrente de voz que obligó a todos a volver la cabeza: a pesar de su cojera, bajaba como una reina la negra Michelle McCain, embutida en un espectacular vestido amarillo y rodeada de un marabú igual de chillón. Y la lió.
Con McCain se levantó el telón y pudimos ver a toda la orquesta, 26 músicos, con sus seciones de cuerda y viento. Al guitarrista Christian Vidal, otra de las agradables sorpresas de la noche, al coro y al bajo Pete Shaw. Ya no hubo más dudas, estábamos ante una noche grande. Fueron casi tres horas de descargar adrenalina con cada tema de Queen. Con el We will rock you, en la voz de McCain, la gente se puso en pie. Sonaron los primeros bravo y olés. Esta mujer encarnó como nadie la fuerza de Freddie Mercury.
Desde entonces, hasta la combinación entre ópera y el rock funcionó. Llegó incluso a la locura, cuando Armendáriz cantó a dúo con Mats Levén (la cuarta voz del espectáculo) el Barcelona que inmortalizaron Montserrat Caballé y Mercury en el estado olímpico en 1992. La gente se olvidó de que estaba en un teatro, se levantó, bailó, coreó, rió y lloró con la sucesión final de míticas canciones, como el Radio Ga Ga o el We are the champions. Con Queen Symphonic Rhapsody, ellos sí que fueron unos campeones.
Para los que no lo vivieran anoche o para los que quieran revivir el goce de ayer, tienen una segunda oportunidad esta noche en el teatro Apolo de Almería. Seguro que en algunos momentos creerán y sentirán que Freddie Mercury ha vuelto para hacernos un poco más felices.